Cientos de aficionados al ciclismo de la provincia de Castellón no quisieron perderse ayer la oportunidad de vivir, de primera mano, la experiencia de la Vuelta en la dura ascensión al Mas de la Costa de Llucena. Desde primeras horas de la mañana el denominado infierno se convirtió en un desfile de ciclistas y aficionados al deporte de dos ruedas.

“Hemos pedido fiesta en nuestro trabajo para poder acercarnos a vivir esta experiencia que creará un antes y un después en la historia de nuestro pueblo”, manifestaban algunos de los jóvenes lluçeners. “Es un puerto que sorprenderá por su dureza”, indicaban ciclistas de l’Alcora y Figueroles, que con un poco de cerveza, afrontaban un calor de justicia. Mientras, los jóvenes del club ciclista Cabanes se sentían satisfechos “por haber participado en una de las etapas que para nosotros es irrepetible, por su dureza y que muchos no conocían”.

Entre decenas y decenas de aficionados también se pudo ver fotografiándose, en la línea de meta, al ciclista paralímpico Rubén Capdevila junto a su piloto; ambos del club ciclista Costa Azahar de Castellón.

La de ayer fue, sin duda, una jornada histórica para muchos de los curiosos que no quisieron perderse la oportunidad de vivirlo en primera persona. Para repetir. H