El Madrid ha vuelto a la realidad en cuatro días. Es una reminiscencia de lo que aspiraba a ser, sin más que fugaces instantes en los que parece un equipo competitivo. Si alguien mirara el rendimiento de los de Solari solo en esos momentos de solvencia circunstancial que ha tenido, con el empate (1-1) en el Camp Nou en las semifinales de Copa y la posterior victoria (1-3) en el Metropolitano, podría decir que sigue siendo un digno aspirante. Sin embargo, el avance del tiempo y el suceder de los acontecimientos ha puesto de manifiesto que el equipo blanco no puede seguir el ritmo del máximo nivel.

«Tuvimos ocasiones, pero cuando careces de gol se te van las cosas. El Barça tuvo más eficacia y el fútbol lo marcan los goles», justificó Sergio Ramos tras la derrota del sábado. Pero la falta de gol, en boca de todos los jugadores del Madrid, no es más que la punta de iceberg de los problemas de un equipo con sus jugadores vertebrales obsoletos y con la lista de recambios bajo mínimos. La sensación de impotencia que anegó el imaginario colectivo blanco tras la solvencia con la que el Barça ganó los dos clásicos no es más que el efecto inmediato de una problemática que, de facto, se extiende durante una década. El saldo de dos Ligas en 10 años, camino a otra temporada sin opciones a tres meses del final, revela la alarmante carencia de una idea colectiva que potencie y ensalce los grandes nombres de una plantilla que refleja una clara descompensación.

Dos jugadores que comenzaron el año en Segunda B, Vinicius y Reguilón, fueron lo mejor de un Madrid comandado por el que era su técnico en el filial, sin una planificación sólida detrás.

El resto es un solar. Gareth Bale, sin implicación defensiva y sin determinación en ataque, fue repudiado de forma evidente por la grada y pasa a engrosar la lista de candidatos a salir en verano.

Solari se ha quedado sin munición para recargar cuando le hace falta. Por el horizonte asoma Mourinho, en plena exposición pública para intentar volver al Madrid. El preferido de Florentino Pérez parece que está en Londres, aunque lo complicado será negociar la salida de Mauricio Pochettino con el Tottenham. El presidente podría utilizar a Bale para que los ingleses cedan en sus altas pretensiones iniciales. Otra alternativa que barajan en las oficinas de la Castellana, pero a más largo plazo, es el ascenso de Xabi Alonso (ahora en el infantil A) o incluso Raúl González (ayer debutó en el banquillo del juvenil B con victoria en Leganés 1-4, sustituyendo a Álvaro Benito, despedido de forma fulminante tras criticar el juego del primer equipo en sus colaboraciones en los medios de comunicación).

Mala gestión

Solari ha perdido todo el crédito. Su mala gestión del vestuario le ha condenado. No ha sabido mantener enchufados a jugadores de la llamada segunda unidad (Ceballos, Lucas Vázquez o Fede Valverde) y ha condenado a otros de la primera como Isco, Marcelo e incluso Marco Asensio.

Sin más opciones entre la precariedad de la plantilla y el proceder de Solari, el Madrid afronta la última oportunidad para lograr algún título, con la renta de un gol (1-2) como gran argumento para solventar la vuelta de octavos de la Champions ante el Ajax mañana en casa (21.00 horas).