El Real Madrid ha dado la callada por respuesta tras el mayor embrollo que se recuerda en una selección a horas de debutar en un Mundial. El club espera presentar lo antes posible a su nuevo técnico, si es posible hoy por la tarde en el palco del Bernabéu, con todos los honores. Julen Lopetegui dará entonces su versión de la historia, explicación que se esperaba ayer en Krasnodar.

«Estoy muy triste, pero deseando que juguemos un gran Mundial y ganemos. Tenemos un equipo magnífico y ojalá ganemos el Mundial», es todo lo que dijo desde Rusia, antes de viajar a Madrid, caminando en el aeropuerto, ocultando un rostro muy serio tras unas gafas de sol. De momento se guarda silencio.

El anuncio provocó un huracán cuya réplica del día siguiente ha sido mucho más destructora. Sergio Ramos, capitán de la selección del Madrid, ha transmitido la única reacción desde dentro del vestuario: «Somos la Selección, representamos un escudo, unos colores, una afición, un país. La responsabilidad y el compromiso son con vosotros y por vosotros. Ayer, hoy y mañana, juntos: #VamosEspaña», escribió en redes sociales el camero.

El momento elegido, precipitado por una posible filtración, ha enfadado a un sector de la afición blanca, que considera lamentable la actuación del club. Se cuestiona, no el hecho de fichar a Lopetegui, sino los tiempos, las formas y lo que ha terminado desencadenado. Se entiende que el Real Madrid estaba en su derecho de contratar a Lopetegui, pero a la luz de las consecuencias, el precio a pagar por la selección ha sido demasiado alto.

NERVIOSISMO BLANCO / El Madrid no puede eludir su parte de responsabilidad, después de que Rubiales señaló como principales motivos del despido que se le mantuviera al margen de la negociación y que se hiciera público. «Me enteré por un par de llamadas (una del Madrid) y pedí que no se hiciera nada, cinco minutos después vi el comunicado en la prensa», dijo el presidente de la Federación que, sin decirlo, dejó claro que la relación con el Madrid queda resquebrajada.

Tras el sorprendente adiós de Zidane, en el que se vio abatido a Florentino, el nerviosismo llegó a la casa blanca, la desesperación por encontrar la cabeza visible de su nuevo proyecto. Una desazón que ha ido creciendo al ver que cada nombre que se ponía sobre la mesa terminaba descartado, desde Pochettino hasta Conte, pasando por Guti, Klopp, Löw o Allegri. Con la contratación del nuevo míster, se cierra lo que se consideraba desde el Madrid una herida abierta que tenía que suturar, aunque sea a costa de la Roja.

Florentino ya se centra en la nueva etapa. Ahora Lopetegui ya tiene libertad total para centrarse en su nuevo empleo, para acometer una reforma más que necesaria del vestuario blanco. Ya se empieza a hablar de fichajes: Alisson, De Gea o Courtois para la portería, la opción de Odriozola o la llegada de Vinicius.