Pablo Fornals abandonó ayer el hospital, el que ha sido su hábitat desde la noche del pasado lunes, cuando el futbolista castellonense de 22 años puso el corazón en un puño a todos los aficionados que presenciaban en el Estadio de la Cerámica y por televisión el choque ante el Athletic al desplomarse en los minutos iniciales sin motivo aparente. El centrocampista sufrió, según el comunicado de los servicios médicos del club, un «síncope vasovagal», sin más complicaciones, tal y como han descartado las innumerables pruebas a las que Pablo Fornals se ha sometido durante los tres últimos días.

El único añadido al desvanecimiento en La Cerámica fue la posterior rotura del quinto metacarpiano de su mano derecha, que será la razón principal por la que el jugador groguet no estará el próximo sábado en Sevilla, ni tampoco en los dos siguientes encuentros de Liga en Vila-real, contra Leganés y Celta. Ya se verá si el proceso de recuperación le permitirá afrontar el derbi autonómico ante el Valencia, el tercero de los partidos consecutivos en casa que el Submarino disputará tras la cita en el Pizjuán. El centrocampista pudo provocarse la rotura en la mano accidentalmente tras golpear con fuerza algún objeto, debido a los nervios, tras tener que retirarse a los vestuarios en el minuto 8 del partido de la última jornada.

POSIBLE PASO POR QUIRÓFANO / De momento, los servicios médicos del club esperarán a comprobar como evoluciona la rotura y han iniciado un tratamiento conservador que, en caso de no evolucionar según lo esperado, podría ser sustituido por el paso por el quirófano de Fornals.

«Ya estoy con ganas de llegar a casa y acabar con todas las pruebas para hacer lo que más me gusta y lo que quiero, que es jugar a fútbol», apuntó Fornals a su salida del hospital Rey don Jaime de la capital de la Plana, agradeciendo las numerosas muestras de apoyo que ha recibido en los que han sido sus días más complicados desde su irrupción en el profesionalismo. Eso sí, a pesar del mal trago del pasado lunes, el castellonense mira al futuro con mucho optimismo y descartando que la dolencia que sufre pueda apartarle de los terrenos de juego, como se encargó de aclarar con contundencia. «¿Una retirada? Es algo que ni me he planteado yo, ni mi familia ni el club… ni nadie», expresaba el futbolista. «Soy joven y espero que me quede mucho camino por recorrer», añadía Fornals, que en estos complicados momentos ha sentido de cerca el apoyo de todos sus compañeros de equipo.

«Nos llevamos un buen susto», decía ayer Sergio Asenjo sobre las sensaciones tras ver cómo Fornals caía tendido en el césped el lunes, un sobresalto que se disipó nada más concluir el partido ante el Athletic. «Esa misma noche ya se comunicó con nosotros por medio del grupo de whatsapp de la plantilla para tranquilizarnos», explica el portero.

Asenjo, contento por el hecho de que las pruebas «hayan salido bien» y descarten algún problema de mayor gravedad, espera que el futbolista castellonense pueda «estar muy pronto» con ellos para volver a competir.

Por su parte, Pablo Fornals, además de iniciar la recuperación de la lesión en la mano, seguirá sometiéndose en los próximos días a más exámenes y controles para «hacer todo lo que esté en nuestra mano para que no vuelva a ocurrir». «Es algo que no se puede controlar —ya sufrió algunos episodios similares durante su etapa en el Málaga y, a finales del pasado año, durante un entrenamiento en la Ciudad Deportiva—, pero lo intentaremos», dice el jugador del Submarino.