El albinegrismo ha pasado, sin transición alguna, de la decepción de un nuevo fallido intento de ascenso a Segunda B (eliminados por un gol en el minuto 95) y de la incertidumbre que, en las horas siguientes al palo de Tafalla, aún generaba la permanencia de David Cruz al frente del Castellón, a la ilusión por la desaparición del presidente y la inyección de moral por la entrada de los nuevos gestores, capitaneados por el presidente Vicente Montesinos, junto a los colaboradores Jordi Bruixola, Javier Heredia, Pepe Mascarell y, cómo no, Pablo Hernández y Àngel Dealbert, cuyas primeras decisiones han supuesto un revulsivo que ha devuelto la ilusión en la afición ante la que será la séptima temporada campaña en Tercera.

Ese nuevo desafío será dirigido, desde el banquillo, por un viejo conocido, sin duda el entrenador más deseado, a día de hoy, por los orelluts: Frank Castelló. El club anunciaba, en la tarde de ayer, la contratación del bocairentí, despedido de malas maneras por Cruz, en plena Nochevieja, cuando el equipo acumulaba más de tres meses sin perder.

Castelló ya estuvo el jueves por la tarde en Castalia para una toma de contacto, cara a cara, con Jordi Bruixola, una de cuyas atribuciones será el área deportiva del club. No obstante, Castelló también tendrá unas funciones que irán más allá de entrenar, puesto que tendrá voz y voto en la confección de la plantilla, en calidad de secretario técnico.

Obligado a despedirse en un bar próximo a Castalia, en medio de un mar de lágrimas, a principios de enero, Castelló recuperará, a primera hora de esta tarde, todo el protagonismo con la nueva presentación (13.00 horas).

Castelló pasa por ser uno de los principales conocedores del fútbol autonómico, gracias a su paso por los banquillos de Orihuela, Atlético Saguntino, Crevillente, Alzira, Ontinyent o Novelda, siempre candidatos al ascenso.

ESPALDARAZO

Una contratación que animará la próxima campaña de abonos, que el club podría presentar incluso en las próximas horas, es, sin duda, uno de las próximas tareas que el Castellón pondrá en marcha. Por lo que significa, como declaración de intenciones y, cómo no, por el aporte económico que supondrá.

En este sentido, los nuevos gestores quieren dar carpetazo a la reciente política de precios, apostando por una agresiva campaña, para todos los bolsillos, pero pensando no solo en el socio del presente sino también en el del futuro. El albinegrismo lo aguarda con expectación y decisiones como el regreso de Castelló contribuyen a elevar la moral.