Un empate sin goles motivó otro frenazo del Atlético de Madrid, conformista y dominado en el primer tiempo al ritmo y el fútbol del Celta, que luego resistió la insistente y tardía ofensiva del conjunto rojiblanco para repuntar en la Liga, con un punto más que merecido el que obtuvo en el estadio Wanda Metropolitano.

El primer tiempo ofensivo rojiblanco, por ejemplo, se resume en el golpeo a balón parado de Trippier y en el trallazo que soltó Renan Lodi para disimular el dominio de su adversario. El Celta fue mucho más equipo, más compacto, más armado y más preciso durante el primer tiempo.

Jugó mucho más el equipo de Vigo en campo rival que viceversa, propuso más y mejor en ataque y, en cambio, sólo tiró una vez, por medio de Denis Suárez, a las manos de Oblak, en toda la primera parte. Muchos amagos y nada de remate. Tuvo al Atlético, no aprovechó su momento del partido y todo viró sin darse cuenta, sin percibirlo de verdad.

Ya con Vitolo y Thomas en el equipo rojiblanco sobre el campo, con Lodi vertiginoso por la banda izquierda, con cuatro centros que eran medio gol, más la entrada de Morata, parecía que los madrileños podían poner en aprietos al Celta. Pero quien llegó con más peligro en la recta final fue el conjunto gallego, y es que Jan Oblak realizó una parada salvadora a respuesta de un chut de Brais Méndez. Un nuevo frenazo del Atlético de Madrid.