Amina es la primera mujer marroquí de su región que integró un equipo de fútbol femenino. Tiene 18 años y desde que es una niña escucha la matraca diaria de que el "deporte es solo para hombres". Si bien en Occidente este ámbito todavía está dominado por los varones, en los pueblos más al sur del Mediterráneo la mujer no ha tenido siquiera derecho a asomarse a los estadios de fútbol. Este paradigma ha empezado a cambiar con la movilización de chicas jóvenes del mundo rural entusiasmadas por el deporte rey, al que accedían tímidamente a través de una pantalla de televisor. Pasaron de cruzar la primera línea roja del café concurrido por marroquís para ver en televisión los partidos de fútbol a reclamar nuevos espacios mediante el deporte como una herramienta de empoderamiento para las mujeres.

Una mañana Amina no se lo pensó dos veces: llamó a sus amigas y en un descampado empezaron a pegar patadas al balón. La rabia contenida durante años, el obsesivo deseo de iniciar un deporte "de hombres" y la suficiente personalidad para romper con los tabús locales y enterrar en su entorno la mentalidad machista que ubica a la mujer en los clásicos patrones del hogar, sublevaron a Amina. Eso sí, contó con un padrino que durante años sensibilizó a padres y madres de la localidad de Tazarine, en la región de Deraa Tafilalt, el otro Marruecos (al este), para tomar conciencia de la mujer rural y su acceso a la vida pública.

CAMBIOS LENTOS

Mohamed Khaloufi es profesor de Primaria, la mayoría de sus estudiantes son chicas y se le hacía insoportable ver a muchas de ellas abandonar de un día para otro la silla escolar para terminar en matrimonios precoces o confinadas al espacio doméstico. "Somos pueblos conservadores en donde se cree que la mujer no puede ejercer una función pública pero todo está cambiando lentamente", dice Khaloufi a este diario. "Mis 18 años como docente y, por tanto, mi reputación han permitido que las familias me escuchen, crean en mí y confíen en mi labor", matizó. Desde la creación de su asociación deportiva en el 2016 para la promoción del deporte y desarrollo local, lanzó cuatro campañas para sacar del feroz silencio a las chicas emprendedoras y con sed de deporte. Entre las más destacadas, Amina, quien primero se enfrentó a padres y hermanos. Logró que se le respetara. "Nos hacían pensar que el fútbol era un tributo exclusivo del hombre", expresó indignada.

Era tal la vocación futbolística que no quería despreciar la oportunidad de jugar, reunir a mujeres de parecida condición y sensibilizar también, por su parte, a amigas y vecinos sobre la mujer dentro del campo deportivo. "Empezamos desasociando fútbol con hombría", afirma. En ella reside la convicción absoluta de que el fútbol femenino es el camino más visual para transformar la mentalidad. Con las zapatillas puestas, el pantalón y la camisa amarilla deportiva, sujeta sus cabellos con una redecilla dentro de su pañuelo y se lanza al campo. Se imagina ovacionada por una multitud de hombres en las gradas que gritan "corre, corre que tú puedes".

UN NUEVO ICONO EN CIERNES

De momento se trata de una imagen soñada que pronto quiere ver transformada en una realidad. Un equipo de fútbol femenino profesional y con estatus propio del Ministerio de Deportes empieza a incubarse este año en su localidad con el impulso del profesor Khaloufi. "Por ser mujer rural no tenemos el mismo valor que la mujer urbana. Queremos emanciparnos y conseguir una verdadera integración de la mujer en la vida pública y económica mediante el fútbol", afirma categórica el futuro icono revolucionario de esta región marroquí. "En la localidad se han sorprendido por el nivel de fútbol de las chicas. Los temas de género ya constituyen el desafío del presente y del futuro. Esto solo acaba de empezar", añade el profesor.