Cuando Nivín Alkolayb acababa las clases en el colegio "dejaba la cartera en casa y salía a buscar a los chicos del vecindario para jugar a fútbol", recuerda. La gente en el barrio la llamaba 'hasansabi' (palabra árabe para designar a las niñas consideradas poco femeninas).

A los 16 años tuvo que dejar de jugar en espacios públicos porque "no estaba bien visto", explica esta palestina de 35 años que cumplió su sueño de convertirse en futbolista a los 18. Primero, como defensa en el equipo de fútbol femenino de la Universidad de Belén (Palestina), después en el club Diyar de esa ciudad y en la selección palestina de fútbol.

Nivín, que lleva el cabello cubierto con el 'hiyab' musulmán, empezó a entrenar sin decirles nada a sus padres, por miedo a que se lo prohibieran. Pero cuando se lo contó se llevó una sorpresa: su padre la animó a seguir adelante. Solo un hermano se opuso a que fuera futbolista, aunque con el tiempo acabó en las gradas de los campos animándola.

Los padres de Nivín eran más abiertos que una buena parte de la sociedad palestina, en la que las críticas les llovían por jugar a fútbol y viajar a torneos siendo chicas y musulmanas, y en la que pocos hombres aceptan casarse con una mujer que se dedica a un deporte considerado masculino. Los chicos me hacían escoger entre ellos y el fútbol, afirma Nivín, que es soltera.

A pesar de las dificultades de muchas palestinas para practicar algunos deportes, en los últimos años se han conseguido avances y la Asociación de Fútbol de Palestina está potenciando los equipos femeninos.

LIBRE ACCESO

En Palestina, las mujeres entran en los estadios junto a los hombres para todo tipo de competiciones, como en otros lugares de Oriente Medio: Jordania, Líbano, Siria o Egipto.

En países como Arabia Saudí, donde las mujeres no podían practicar ningún deporte hasta el 2012, se permitió su entrada en los estadios a partir del 2018, con el anuncio de que se crearía un espacio privado para las familias.

Hace una semana se inició en Arabia Saudí la primera liga oficial de fútbol femenino. En los campos solo entran mujeres, así que los árbitros y los equipos médicos son femeninos, y ningún partido se retransmite por televisión.

En Emiratos Árabes Unidos y Catar las mujeres pueden asistir a eventos deportivos. En Irak, cuentan con equipos de chicas y una selección femenina de fútbol, aunque la presencia de la mujer en los estadios varía según la provincia.

FIN DEL CONFLICTO

En la región autónoma del Kurdistán iraquí (norte delpaís), de mayoría kurda, las mujeres acceden a los recintos deportivos con normalidad, pero en otras zonas de Irak está mal visto el público femenino en los estadios.

En Siria, donde el primer equipo de fútbol de chicas se fundó en 1971, la presencia de mujeres en los campos es habitual, a pesar de la guerra que estalló en el 2011. En el 2017, la liga femenina volvió a ponerse en marcha tras estar suspendida por el conflicto.

En Irán, desde el triunfo de la Revolución Islámica en 1979 hasta ayer, las mujeres solo habían entrado al estadio a ver partidos de fútbol masculinos en un par de ocasiones y por invitación, en octubre y noviembre del 2018.

Pero el jueves, 3.500 mujeres lograron acceder al estadio Azadi de Teherán para ver el partido de clasificación para el Mundial entre Irán y Camboya, que acabó con una contundente victoria de los iranís por 14-0. Un hito histórico.

AMENAZA DE LA FIFA

La entrada de mujeres a los estadios en Irán llega después de que Sahar Jodayari, de 29 años, muriera por las quemaduras que sufrió al prenderse fuego ante el Tribunal Revolucionario el mes pasado, tras haber estado encarcelada. La chica fue arrestada cuando trataba de entrar en un partido de fútbol masculino. Algunas aficionadas se visten de hombre para intentarlo con el riesgo de que las detengan.

La FIFA, máximo organismo de fútbol, advirtió a Teherán que prohibiría su participación en competiciones internacionales si no levantaba el veto a las mujeres en los estadios.