El consejo de administración del Castellón, que aglutina más del 99% del capital social, sacó adelante una nueva ampliación de capital de 857.000 euros, aprobó el resultado del ejercicio de la pasada temporada (déficit de 245.000 euros) y dio el visto bueno al presupuesto del ejercicio en curso (2,76 millones, con una pérdidas estimadas de 809.000 €). Lo previsto en una junta general ordinaria de accionistas que no escapó ni a su duración (tres horas y media), ni a la crítica de los pequeños accionistas, con acusaciones de «falta de transparencia» y la explotación de la mala clasificación, que obliga a un sobresfuerzo económico en el mercado de invierno, con reflejo, claro está, en las arcas de la entidad.

Aunque de nuevo fuera de la mesa presidencial, el accionista mayoritario, José Miguel Garrido, que entró y salió del salón de actos del edificio de la FUE-UJI en diversas ocasiones, participó de forma más activa que en la asamblea de abril y tomó la palabra para acabar hilando un discurso sobre el modelo de club hacia el que ha derivado el Castellón desde que aterrizó en Castalia.

«La deuda, desde nuestra entrada, solo ha hecho que disminuir. Con la ampliación de capital, el club no se endeuda: no se inyecta dinero con un préstamo, sino vía capital, entra en las arcas del club. Aunque se genere déficit, no se genera deuda. Y no se generará más: la intención es que vaya desapareciendo. Un club como el Castellón, en Tercera, es inviable, a no ser que sea con un presupuesto de 150.000 euros, porque jugar en Castalia tiene un coste anual de 200.000 a 250.000 euros. Y en Segunda B también es deficitario, como el 75% de los que juegan en esta categoría. Gracias a los accionistas, el club no se encuentra en una mala situación. Si eres capaz de hacer frente a los pagos corrientes, puedes funcionar. Solo hemos puesto dinero, y lo vamos a seguir poniendo porque creemos en este proyecto», desarrolló Garrido.

EL DIBUJO DE LA SEGUNDA B // El empresario madrileño hizo una composición de lugar de esta categoría: «Sabemos lo que conlleva competir en Segunda B: 40 son clubs no profesionales, 17 son filiales que juegan con cartas marcadas, otros 20 utilizan la vía de no pagar, 10 compiten con capital propio (Cultural Leonesa, Mirandés, Racing...), luego están los que bajan de Segunda A con 2 millones de ayudas al descenso...».

«Si quieres competir, tienes que ser deficitario, a no ser que con 400.000 euros hagas una plantilla que suba, pero a nosotros nos mueve la ambición, por eso nos jugamos nuestro dinero», añadió. «Entendemos que en cuatro o cinco años podemos alcanzar ese objetivo [fútbol profesional]. El club está bien gestionado: no hubiésemos entrado si no nos hubieran acompañado esta gente en el viaje, da igual que pongan 300 euros que 300.000», incidió. «Esto no es como antes, cuando una persona no pagaba. Todo se cubre con el dinero de los accionistas, pensando en que vamos a revalorizar el precio de las acciones cuando el Castellón esté en Segunda A», consideró. «Nadie quiere invertir en Tercera y en Segunda B es difícil también encontrar inversores», apostilló.

CORRIGIENDO ERRORES // Garrido pidió no llevarse por la clasificación, con el Castellón penúltimo: «Repartir carnets el 15 de enero sobre quien va subir o a bajar es aventurado». «Esto se decide el 15 de mayo: juzgaremos en su momento, con el resultado final». También se refirió a las correcciones del mercado de enero. «Tomamos las decisiones deportivas en un grupo de trabajo, conjuntamente, no solo una persona. Cuando nos equivocamos, lo hacemos un montón de gente, pero lo pagamos», reflejó.

El madrileño también matizó qué papel desempeña la afición con respecto al agujero que han dejado gestores anteriores: «No puede pagar por las deudas generadas por otros dirigentes». También respondió al accionista Manel Porcar. «Si viene con el dinero que yo he puesto, ni un céntimo más, lo arreglamos en cinco minutos. Pero si sube a Segunda A, le van a pedir 2 millones de euros para el canon de inscripción: entonces, ¿se lo reclamará a la afición, aparte del carnet?».