Uno de los grandes ídolos del madridismo, el hombre de la novena con aquella volea en Glasgow ante el Bayer Leverkusen, se enfrenta a su gran aventura. Para muchos, un regalo envenenado porque Zinedine Zidane (Marsella, 23 de junio de 1972) se movía tan feliz en el Castilla cuando Florentino le ha pedido ser el relevo de Rafa Benítez, un cargo al que llega con un mínimo bagaje y escasa experiencia.

Cuando se despidió en la sala de prensa de Valdebebas en julio del 2006, más de medio centenar de periodistas le despidieron con aplausos. Y Zidane se marchó para dejar un reguero de gloria en el Madrid, adonde llegó procedente de la Juventus en el 2001. Con el equipo italiano ganó el Balón de Oro en 1998, el mismo año en que se proclamó campeón del mundo con Francia.

En el 2001, Di Stéfano le entregó una camiseta que le pesó demasiado durante los primeros meses. Ese día anunció que quería conseguir con el Madrid el único título que le faltaba, la Copa de Europa. Zizou, de ascendencia argelina, llegó al Madrid con 29 años. Le costó adaptarse, pero cuando lo hizo asombró al mundo con sus filigranas, su juego inteligente o su famosa ruleta francesa. Pese a tener al fútbol como su gran pasión, Zinedine tuvo una retirada amarga. Lo hizo después de aquella final del Mundial de Alemania 2006, en donde le propinó un cabezazo a Materazzi por el que fue expulsado. Cinco años después, la UEFA le eligió como el mejor jugador de la Champions de los últimos 20 años.

Tras ese epílogo como jugador, Zidane fue embajador del Madrid, también lo es de la ONU. Hace dos años fue ayudante de Carlo Ancelotti y hace un año inició su periplo en el Castilla. “Si me quedé fue para entrenar al Castilla”, dijo Zizou ante las ofertas que recibió de Francia.

Ahora se las verá con un vestuario muy complicado al que ya conoce, el mismo que le ha dado la espalda a Benítez prácticamente desde el primer día. No sucederá lo mismo con Zidane, a quien la plantilla ya ha mostrado su apoyo. También lo ha tenido su compatriota Benzema en la figura de Zidane después del espinoso asunto de verse implicado en un chantaje sexual.

Zidane hubiera preferido coger el equipo al inicio de temporada, pero es un hombre de la casa, como Benítez, y se debe a los deseos de Florentino. “Estoy feliz en el Castilla. No me he planteado dar el salto al primer equipo”. Esas fueron las últimas palabras de Zidane como técnico del filial del conjunto blanco. H