No parecía predestinado a un papel decisivo en esta recta final de Liga. Primero, porque a Gerard Moreno hacía tiempo que se le había estropeado la magnífica relación con el gol que había mantenido en las dos últimas campañas en el Espanyol, especialmente la pasada. Segundo, porque el punta de 27 años acumulaba el jueves en Anoeta siete jornadas seguidas con el rol de titular perdido, desde el 0-2 ante el Levante de inicios de marzo.

Pero los héroes, muchas veces, entran en escena sin esperarlos. Así lo hizo Gerard ante la Real para poder convertirse en el héroe inesperado de la salvación grogueta, que mañana quedaría virtualmente certificada con una victoria ante el Huesca.

No le viene mal a Gerard este último subidón de adrenalina en una temporada que no ha discurrido como él esperaba, desde que en junio del pasado año se presentara sorpresivamente en la gala de abonos del Villarreal para oficializar su regreso al club. «Haremos una gran temporada», pronosticó entonces, un vaticinio equivocado según lo visto.

Echar las culpas de los males de esta temporada a la escasa aportación goleadora de Gerard sería tan injusto como falso. Si hablamos de goles, ninguno de los delanteros de la primera plantilla ha cumplido con las expectativas. A estas alturas, Bacca ya supera la decena de tantos la pasada campaña; Toko Ekambi, en un modesto de la Ligue 1 como el Angers, ya había firmado 17 dianas.

El último esfuerzo

A finales de abril, Gerard ya había marcado 14 de sus 16 goles de la pasada Liga. Sabe que no hace falta recordarle que está por debajo de lo que se espera de él. Por eso, «marcar el gol en Anoeta ha sido como una liberación», señala el futbolista. «Los delanteros tenemos que marcar goles», recalca. Y si el gol tiene el valor tan grande como el del pasado jueves, la satisfacción se dobla y hace olvidar un poco los problemas del pasado para centrarse en el presente. Y este marca el objetivo: «El domingo tenemos que ganar para cerrar la permanencia cuanto antes. Seguro que se llenará el estadio». «Tenemos que ir todos juntos, equipo y afición, a por el objetivo de la salvación», concluye Gerard.