El Olympique de Lyón destrozó el rombo del Villarreal. Los franceses rompieron a su rival por las bandas y le pusieron al borde del KO durante muchos instantes del partido, pero la fortuna y Asenjo salvaron a los amarillos de una goleada insalvable. Calleja rectificó en la segunda parte y fortificó las bandas, pero ya demasiado tarde, aunque no solo era una cuestión de sistema, también de competitividad. El 3-1 deja la eliminatoria muy cuesta arriba, pero el gol de Fornals deja abierta la puerta a una noche mágica en la Cerámica. Eso sí, todo pasa por rescatar la fortaleza defensiva y lograr ese grado de malicia en ataque pérdida con la venta de Bakambu. Difícil sí, imposible no. Pero urge un cambio radical.

Olympique de Lyón y Villarreal tienen en común su querencia por el fútbol de presencia en campo contrario. Pero su forma de mirar al área rival es diferente y está en orden al estilo de sus futbolistas. El equipo francés posee un elenco de jugadores que tienen en la velocidad y el uno contra uno su mayor baza. La explotación de las bandas es su principal peligro. Todo acompañado de calidad y talento, como el que exhiben hombres como Mariano, Fekir, Ndombele o Traoré.

El Villarreal utiliza más la combinación y el juego interior, pero ahora echa de menos el desmarque y la búsqueda de espacios libres que ofrecía Bakambu. El equipo de Calleja basa también su juego defensivo en la tenencia de la pelota. Lo pasó mal en la primera parte, cuando los errores en la entrega y los robos de balón en la zona de creación generaron muchos problemas en bandas a los amarillos. La disposición en rombo del centro del campo del Submarino dejó espacios en la periferia, que fueron aprovechados por el Olympique.

El Villarreal tiene calidad en su centro del campo, pero le falta esa chispa de velocidad y desequilibrio para romper al rival a la contra o desbordarle en el juego más estático. Y eso que Javi Calleja apostó en la Europa League por situar a Cheryshev como pareja de Carlos Bacca en ataque. Jugar arriba no es la posición en la que se siente más cómodo, pero su potencia y velocidad suman.

buen inicio local / El Olympique empezó el partido con un cohete. Los amarillos sufrieron muchísimo para desconectar la velocidad y el fútbol vertical y con desborde de los galos. El Villarreal lleva varios partidos defendiendo mal y en el Groupama Stadium se continuó en la misma línea. Mariano, un delantero como la copa de un pino, superó por velocidad a Víctor Ruiz quien solo pudo frenarle con repetidas faltas para que no se presentara solo ante Asenjo. El árbitro dejó continuar la jugada pero el ex del Real Madrid había perdido la verticalidad y unas décimas de segundo que permitieron a Asenjo salvar el gol. El central amarillo se jugó la expulsión. En esa misma jugada pudo haber también un posible penalti de Mario a Marçal.

El Villarreal replicó con fuerza unos minutos después en una jugada de laboratorio de Calleja, con una volea de Trigueros que Lopes despejó como pudo, con sendos rechaces que primero Victor Ruiz y luego Bacca no pudieron mandar a la red.

El partido entró en un intercambio de golpes que no favorecía al Villarreal, que necesita quitarle fuego al partido y llevarlo al terreno de un juego más pausado. El Submarino necesita defender con balón e imponer su estilo. El Olympique tenía a los amarillos encerrados atrás, a merced de los franceses. Solo en el último cuarto de hora los amarillos se hicieron con el balón y pusieron calma en el partido restableciendo el equilibrio. Llegar al descanso con 0-0 era un éxito.

El Olympique tuvo al equipo de Calleja al borde de la eliminación en el inicio de la segunda parte. La disposición romboidal del Villarreal generó tremendos agujeros en su sistema defensivo. Los tres minutos iniciales del segundo acto fueron una pesadilla. Agujeros por todos partes y falta de intensidad defensiva. Era imposible defender peor. Y le cayeron dos goles al Submarino, que le tenían al borde del KO. Ndombele comenzó los minutos de locura del Olympique marcando a los 40 segundos y Fekir lo hizo apenas dos minutos después.

Por suerte, Javier Calleja movió bien las piezas. Del 4-4-2 en rombo se pasó a poner a los cuatro centrocampistas en línea. Fornals y Cheryshev ocuparon los carriles y el turco Ünal sustituyó a Samu. Todo cambió radicalmente. Parecía otro partido. El Villarreal dejó de sufrir y el Olympique quedó en estado de shock.

Llega el gol de Fornals / El Submarino comenzó a funcionar encontrando espacios a la contra. Cheryshev, en su posición más natural, ejecutó una buena contra, con Manu Trigueros y Fornals que concluyó en gol. El 2-1 resucitaba al Villarreal, le devolvía a la vida y le metía otra vez de lleno en la eliminatoria.

Sin embargo, cuando el Olympique parecía desconectado, el Submarino volvió a fallar. Pérdida de balón, mala recuperación de la posición defensiva de Rodri y concatenación de errores que concluyeron con un disparo cómodo de Depay desde la frontal del área. De la esperanza se regresó a la desesperación. Y a punto estuvo de caer el cuarto… y también Fornals dispuso de otra ocasión para dejar más nivelada una eliminatoria que no está imposible, pero si muy complicada. Solo una noche mágica en la Cerámica puede devolver la sonrisa.