Treinta segundos, nueve futbolistas involucrados, once pases en corto o en largo, apariciones por dentro y por fuera, al pie y al espacio, y un remate que vale un ascenso, un gol, el de Juanto Ortuño al Cornellà en la final del play-off, que corona un estilo con sello de autor y culmina el vuelco que provocó en Castalia hace año y medio la llegada de Óscar Cano, el entrenador del Castellón.

La contratación del técnico supuso un viraje. Al llegar, Cano adaptó su credo a las características de una plantilla formada, en principio, para un estilo de juego más directo. Pero en aquel invierno en zona de descenso, ya se fichó pensando en el nuevo ideal, y en este curso se añadieron las piezas que posibilitan el dibujo líquido del Castellón, con tres centrales con la pelota, con línea de cuatro sin ella. «Con tres o con cuatro atrás», explicaba el segundo entrenador Elías Martí al poco de llegar, «nuestra idea va a ser siempre la misma, y es generar ventajas desde la primera línea».

Elías Martí señalaba en enero del 2019 dos aspectos clave en el play-off de julio del 2020. La posición de Muguruza, reconvertido desde el extremo para gobernar el carril diestro: «Es mejor cuando llega que de parado». Y el acordeón del versátil Eneko Satrústegui: «Cuando da tiempo, con balón se mete como tercer central para generar superioridades, y sin balón se pone de lateral para defender con cuatro». Lo dijo Elías tras un partido en Castalia contra el Ontinyent, lejano pero a la vez cercano, porque así se ha ganado ahora el play-off. «Pensamos que saliendo así con la pelota y escalonando luego muchos futbolistas por dentro podemos hacer daño», resumía Martí en su profecía.

UNA OBRA CORAL

Y así fue: tanto en aquel partido contra el Ontinyent para no bajar, como en el del Cornellà para ganar la final; la misma idea coral. La acción del gol de Juanto Ortuño comienza en un saque de banda de Muguruza, en el costado derecho y a los 25 minutos y 49 segundos de la primera mitad. Retrasa para el defensa Lapeña, que distrae lo suficiente en el tuya-mía con Carles Salvador, que ocupa el lugar entre el carril y el central mientras el resto se ordena a través de la posesión. Carles cambia para Rafa Gálvez en el eje, con el equipo ya posicionado para un ataque de manual, donde apenas hay conducciones, donde nadie corre más que el balón. que fluye con naturalidad.

Gálvez conecta entonces con Satrústegui, que rompe líneas con un pase escorado que encuentra a Iñigo en el lado izquierdo. Iñigo caracolea y cede la bola a Rubén Díez, que se ha fabricado en tres cuartos de cancha el espacio interior. El Castellón avanza por territorio seguro, sabe dónde pisa y adónde quiere llegar: Rubén gira de memoria y lanza un cambio de orientación a la zona del extremo derecho, donde irrumpe como suele Muguruza, percutor. De primeras, descarga la pelota a Jorge , que maniobra en la frontal y levanta el centro a la testa de Juanto, que rubrica la obra con el gol. Minuto 26 y 19 segundos y 1-0 en el marcador. La huella de un entrenador en un equipo. Año y medio de trabajo resumido en 30 segundos. El gol del ascenso del Castellón.