El CD Castellón se encuentra en pleno proceso de adaptación a su nueva categoría, LaLiga Smartbank, y en apenas tres jornadas sus jugadores ya se han dado cuenta de que no se puede perdonar nada y que cualquier pequeño detalle puede hacer decantar la balanza a favor de unos o de otros. Si en el encuentro

contra la SD Ponferradina un gol de Cubillas, con ayuda de Lapeña, le dio los tres primeros puntos al conjunto albinegro, ayer la fortuna no estuvo del lado de los castellonenses, quienes vieron cómo la UD Logroñés les privaba de una victoria con un tanto de esos que escuecen (minuto 93).

Había avisado Óscar Cano en la previa que meditaba «dos o tres opciones relativas a la alineación» con la que iba a salir de inicio ante el equipo riojano y, finalmente, fue un único cambio el que ejecutó el granadino respecto al partido contra el Málaga, sentando a Rubén Díez y dando entrada de inicio a Álvaro Fidalgo. El futbolista del Madrid Castilla pasó a ubicarse más cerca de Juanto y dejó a Señé algo más retrasado, un cambio con el que se pretendía que le llegaran más balones en condiciones al delantero albinegro, algo de lo que el equipo careció en Castalia una semana atrás.

Tal y como se preveía, el choque arrancó con mucha igualdad. Los dos planteles mantienen gran parte del bloque con el que se enfrentaron el pasado mes de julio en la Final de Campeones del play-off a Segunda y se conocían a la perfección. El Castellón, como acostumbra, trató de controlar el esférico en los primeros compases y, cuando lo tuvo en posesión, buscó el peligro a través de Marc Mateu por la banda izquierda aunque sin fortuna.

El Logroñés, por su parte, tenía en Sidiki a su hombre más persistente y el marroquí no dudaba en encarar cada vez que le llegaba el balón a su parcela. Por fortuna, la defensa del conjunto castellonense estaba muy bien colocada y atajó sin problemas las tímidas embestidas del equipo local.

EL CÉSPED, IMPRACTICABLE

El Castellón quería tocar y tocar pero, cuando pasaba del centro del campo, perdía muchos balones y, en las jugadas en las que no lo perdía, le faltaba profundidad. No ayudaba en absoluto a ese juego de toque el mal estado del terreno de juego y el conjunto de Cano buscaba alternativas con balones largos que, en muchas ocasiones, se marchaban pasados de rosca.

Un centro de Marc Mateu y posterior remate de Fidalgo, y una combinación entre Señé y Muguruza fueron las acciones más destacadas de un primer tiempo en el que los rojiblancos tuvieron su ocasión más clara en el minuto 34 con un cabezazo de Andy tras centro de Zelu que Óscar Whalley desbarató con una gran parada.

Con el fin de dar un paso el frente en el segundo tiempo y buscar el gol, Cano dio entrada prácticamente al arrancar la segunda parte a Jordi Sánchez y Rubén Díez. El extremo albinegro pronto revolucionó el partido, dando frescura al equipo y generando el peligro que quizás no había llegado en el primer tiempo.

Así, tras sortear un lanzamiento de Álex Pérez que se marchó fuera por poco, el Castellón logró adelantarse en el minuto 73. Un gran pase de Satrústegui le cayó a Rubén Díez para que este definiera con la derecha y superara a Rubén Miño.

Aunque no había sido un partido de grandes ocasiones, el cuadro albinegro había encontrado el camino al gol y respiraba más aliviado. Faltaba hacer lo más difícil, aguantar el marcador hasta el final porque el Logroñés tampoco bajó los brazos tras encajar el 0-1 sino todo lo contrario. El equipo de Sergio Rodríguez, con los cambios introducidos, empezó a poner en aprietos a Whalley. El portero del Castellón aguantó bien apoyado por su defensa.

EXPULSIÓN DE GÁLVEZ

Una zaga que cuando faltaban pocos minutos para el final se quedaba con uno menos por la expulsión de Gálvez por doble amarilla. Cano rehizo el equipo para tratar de amarrar el resultado pese a la inferioridad, pero ya se sabe que no hay que bajar la guardia. Y en el 93, el Logroñés lograba el 1-1 por mediación de David González.