El Celta complicó su presencia en la final de la Europa League después de perder en Balaídos contra el Manchester United en un encuentro que tuvo controlado el conjunto de Mourinho, que desaprovechó tres buenas ocasiones en la primera parte, pero resolvió el partido con un tiro de falta de Rashford en el minuto 67.

El Celta tuvo el balón en el comienzo y gozó de su mejor ocasión del primer acto a los 11 minutos con un remate de cabeza de Wass. El Manchester fue poco a poco ganando protagonismo guiado por Pogba y creó tres ocasiones, claras; tres latigazos que habitualmente resuelven eliminatorias europeas. Y en las tres oportunidades se estrelló contra Sergio. El portero salvó al Celta: primero le sacó un balón imposible a Rashford; poco después se exhibió ante Mikhitaryan, que recogió un gran pase de Pogbá; y cerró el primer tiempo con otra maravillosa parada ante Lingard.

Tuvo Jose Mourinho que maldecir en el vestuario todas las ocasiones desechadas por su equipo. El Manchester estuvo escaso de pegada; el Celta, de fútbol. El plan fue calcado al de la primera mitad: únicamente un comienzo esperanzador que fue menguando con el paso de los minutos.

Sin embargo, tras el descanso el Manchester —un muro en defensa—, silenció Balaídos con un buen lanzamiento de falta de Rashford. Quedó en el ambiente la duda de si Sergio pudo haber protegido mejor la portería.