Parece un chiste o una broma de mal gusto, pero el Villarreal-Sparta concluyó con un 2-1. Lo que pudo ser una goleada de escándalo terminó con un resultado muy apretado. El cuño para el pasaporte a las semifinales de la Europa League tendrá que esperar a Praga, pero anoche se podía haber finiquitado la eliminatoria con una goleada que pudo ser de escándalo. Hasta ocho ocasiones clarísimas desperdiciadas por los amarillos, más un sinfín de llegadas con peligro al área checa. Y los goles, obra de Bakambu --quien pudo firmar un repóker-- llegaron merced a un regalo del portero Bicik y a un zambombazo del congoleño desde la frontal, quizás las dos acciones más inesperadas para que el balón entrara. El Villarreal, que pasó por encima del Sparta, tendrá que esperar a la vuelta. Y seguro que el pase al top-4 de la Europa League costará una buena dosis de sufrimiento. Eso sí, el equipo amarillo es muy superior. A esa carta hay que agarrarse.

El Sparta regaló un gol inverosímil en el minuto 2 y marcó en su única ocasión, en el último segundo del tiempo añadido (tres minutos) del primer tiempo. Dos acciones que se podían sacar del contexto de 45 minutos en los que el Villarreal pasó como un rodillo por encima de los checos. Los amarillos, que podían haber infligido una goleada de escándalo a un rival que estuvo al borde del KO, se marcharon al vestuario con cara de tontos y con un punto de preocupación metido en el cuerpo.

El Submarino jugó bien al fútbol, con el balón cosido al pie y generando oportunidades de todas las formas y colores. Por dentro, por fuera, a balón parado, con sociedades en cada metro cuadrado del campo, pero siempre con el punto de mira desviado y logrando que Bicik, que regaló el 1-0 de forma incomprensible, se redimiera y convirtiera en el héroe de la noche, aunque más bien por la falta de acierto de los amarillos. Las llegadas eran permanentes y siempre apuntando peligro.

Bakambu, autor del gol empaquetado en forma de regalo por el portero checo, volvió a fallar lo más fácil. Cuando el congoleño tiene un uno contra solo ante el meta rival no es garantía de éxito, porque esa modalidad no se ha convertido, precisamente, en su especialidad. Las dos más claras las tuvo Bakambu, en una cabalgada en solitario, con tiro al muñeco, y un cabezazo en plancha que desvío Bicik.

APARECE LA ANSIEDAD // La superioridad del Villarreal era tan clara que derivó en una disminución de concentración en el área rival, porque de otra forma no se puede explicar tanto desacierto y precipitación en la finalización de jugadas que con hombres del talento de Soldado o Castillejo es casi imposible que se puedan errar. El Villarreal llevaba el partido decantado a una goleada que se congelaba en cada balón fallado. Era como derrochar ante la abundancia. Pero los partidos hay que matarlos, porque un león herido te puede dar un zarpazo. Y así sucedió en último segundo del tercer minuto de descuento, en un balón aéreo mal defendido en el área que Brabec remató de cabeza a la red. Sí, aquello de quien perdona la paga, los partidos hay que matarlos o hasta el rabo todo es toro, todos y cada uno de los tópicos que se le puedan ocurrir a uno, acabaron cumpliéndose en una primera parte que resultaba increíble que terminara 1-1.

La segunda comenzó con el campo decantado, esta vez, hacia la otra portería, la defendida ahora por el Sparta. El mismo guión. El Villarreal pecó en alguna acción de pasarse de frenada. Demasiada imprecisión marcada por la falta de pausa y paciencia para apuntillar a un rival que regaló un gol, pero que también vio cómo le regalaban seis vidas en esta eliminatoria. El encuentro continuó en modo monocromático, es decir, de amarillo chillón. Al Villarreal, sin embargo, le continuaba faltando calma, retrasar unas décimas de segundo más el pase final para ganar en precisión y una mejor posición en el remate. La línea fue la misma. A los pocos minutos, Mario ya había estrellado un balón en el larguero del Sparta.

OTRA VEZ BAKAMBU // El técnico amarillo ubicó a Leo Baptistao escorado en el centro del campo a la banda derecha, en sustitución de un voluntarioso, pero falto de trazo fino, Samu Castillejo. Y el 2-1 llegó en la acción más inesperada, con un Bakambumbazo desde la frontal del área que durmió en la red. El congoleño falló lo más fácil y metió lo más complicado. Sí, porque luego erró, con toda la portería para él, un rechace que le llegó franco, tras un tiro de Denis Suárez, anoche el jugador que tuvo las ideas más claras durante los 90 minutos en un encuentro aciago para Soldado, que corrió y corrió, pero no acertó una.

Y lo que pudo ser la goleada de la temporada en el Madrigal, concluyó con un apretado 2-1, que deja la eliminatoria abierta, aunque es complicado que el Sparta vuelva a encontrarse con todos los tréboles de la suerte que había en 100 kilómetros a la redonda. El Madrigal despidió al Villarreal con una ovación como premio a su esfuerzo. Un gol de ventaja siempre es importante más cuando tienes tanto potencial ofensivo comino posee este Villarreal. Eso sí, en Praga no espera un partido fácil, aunque en cuartos de final no se puede esperar otra cosa que no sea sufrir. H