El Atlético de Madrid doblegó a las dudas, superó al Lokomotiv de Moscú, cumplió con un triunfo sin sobresaltos y avanzó a los octavos de final de la Liga de Campeones, al ritmo del fútbol de Joao Félix, el promotor de una victoria crucial, abierta por él de penalti y cerrada por Felipe Monteiro con el 2-0.

Un equipo rojiblanco práctico, aún peleado por momentos con el gol, y un futbolista distinto, todavía en crecimiento, con mucho recorrido aún, pero del que surge la diferencia. Cuando el balón pasa por él, el equipo rojiblanco juega mejor. Es una combinación indudable, que necesita con más constancia, mientras aguarda retos de más altura.

Porque al bloque de Diego Simeone aún le falta vuelo en esta temporada. De momento estará en el sorteo de octavos, donde espera rival entre cinco posibilidades, todas con el partido de vuelta lejos del estadio Wanda Metropolitano: el Manchester City, el París Saint Germain, el Liverpool, el Bayern Múnich o el Leipzig.

Ayer, el fantasma del Qarabag (cuando un empate con él en 2017 en el Wanda Metropolitano lo situó al borde de una eliminación que consumó dos jornadas después), la inquietud, cualquier pensamiento pesimista, duró 17 minutos sobre el terreno de juego, en el banquillo local y en la grada del Wanda Metropolitano, aliviados todos a la vez cuando Joao Félix transformó el penalti que abrió una victoria irrebatible a partir de ese instante.

De este modo, el Atlético de Simeone completó su clasificación en la Liga de Campeones por sexta ocasión en siete participaciones con el técnico argentino y jugará los octavos de final por decimotercera vez en sus quince presencias en el torneo.

Salvo en 2017/18, el equipo del argentino siempre alcanzó al menos los octavos. Así ocurrió en 2013/14 y en 2015/16, cuando fue subcampeón con las finales perdidas frente al Real Madrid en Lisboa y Milán, respectivamente; en 2016/17, cuando llegó a las semifinales; en 2014/15, cuando fue a cuartofinalista; y la pasada temporada, cuando fue doblegado por el Juventus en Turín.