La grada de animación puesta en marcha por el Villarreal a petición de la Agrupació de Penyes (APV) empezó a tomar forma el pasado jueves con el inicio de las inscripciones de aquellos socios de la pasada temporada —condición indispensable— que aspiran a ocupar unas de las aproximadamente 300 plazas que constituirán el que a partir de la campaña 2018/2019 será el punto del Estadio de la Cerámica más ruidoso.

La nueva grada, que no pondrá límite de edad —como sí sucede en otros estadios, como el Bernabéu— para sus componentes estará basada en su mayor parte en peñistas de Villarreal Fans, de reciente creación —un grupo de aficionados de entre 16 y 27 años de edad— no definirá hasta el próximo 2 de julio su composición, que estará estrechamente controlada por el propio Villarreal, con el fin de evitar la entrada en la grada de elementos que puedan ser susceptibles de generar incidentes. El club, incluso, recabará informes de los solicitantes si lo considera necesario antes de dar el visto bueno a la lista de aficionados que se ubicarán la próxima temporada en el córner del fondo norte de La Cerámica, en el conocido popularmente como quesito —bajo el vídeo marcador principal del estadio— una zona que también será acondicionada adecuadamente y en la que se sustituirán las habituales butacas fijas por otras plegables para facilitar que los componentes de la grada de animación puedan estar de pie durante los 90 minutos de cada uno de los encuentros como local del Submarino.

CONTROL MEDIANTE HUELLA / El celo con el que el Villarreal ha dado el visto bueno a una grada de animación que se viene cocinando en la sede de la APV durante el último año­ llevará a instalar en el acceso a la misma de un sistema de lectura de huella digital, para evitar que otro aficionado pueda acceder con el pase de otro. Así, la localidad en la grada será personal e intransferible.

El Villarreal también exigirá a los miembros de la grada que sean menores de edad la autorización firmada de padres o tutores que se harían responsable de cualquier sanción económica que se pudiera derivar de un comportamiento inadecuado.