En España solo hay 12 equipos en Superliga, la máxima categoría del voleibol nacional. Dos de ellos, UBE L’Illa Grau y CV Mediterráneo, son de Castellón y se enfrentan el sábado en la Ciudad Deportiva a partir de las 17.00 horas. Al margen del morbo que entraña cualquier derbi —y este más que otros—, la importancia deportiva del partido salta a la vista al ver que ambos conjuntos están empatados a seis puntos tras siete partidos disputados. Una victoria les alejaría de la zona de descenso de una forma casi definitiva.

«Es un encuentro con todos los alicientes. Es importantísimo porque nos puede sacar de la zona comprometida. Lo afrontamos como una final», asegura Enric Bescos, entrenador del L’Illa, que será el anfitrión. Al factor pista se refería precisamente Santi López, su homólogo en el CV Mediterráneo: «Los dos equipos nos conocemos muy bien, pero ellos juegan en casa y ante su público, lo que les puede beneficiar. Nosotros dependeremos mucho de nuestro nivel y el de Santi Rojas y Villasmil en la red, que son dos jugadores muy importantes».

En lo que coinciden ambos técnicos es en que el sábado se disfrutará de la gran fiesta del voleibol. «Se generará mucho ambiente, el pabellón estará lleno y eso es muy bonito para el jugador», reconoce López, a lo que añade Bescós: «Son partidos que nadie se quiere perder. Esperamos que acuda mucha gente y que lo podamos aprovechar para ganar».

En el terreno deportivo, el UBE L’Illa Grau ha recuperado a Dani Mata, que sufrió una pequeña lesión en el dedo, así como a Sergi, por lo que Bescós tiene a todos sus jugadores disponibles.

Por su parte, en el CV Mediterráneo ha sufrido esta semana sendos virus gastrointestinales Santi López y Víctor Mendes, que en principio podrán jugar.

Descolgó las botas

A sus 39 años, Santi López no pensaba jugar esta temporada. Consideraba que con sus labores de entrenador y presidente en el club era suficiente, pero no se arrepiente de haber rectificado: «Cuando jugué contra el Santander las sensaciones fueron buenas. Después de 25 temporadas como jugador pensé que era suficiente, pero si veo que puedo ayudar en la pista, lo seguiré haciendo encantado».

El propio López quiso enterrar por fin el hacha de guerra con el L’Illa: «Han pasado ya 11 años desde que nos fuimos y ya está todo muy calmado. Se han dado pasos adelante y al final esto es un deporte, las desigualdades y rencillas han quedado atrás». Enric Bescós apoya también estas palabras: «Cuando llegué al L’Illa, con Pablo Herrera, Raúl o Santi éramos una piña. Después pasó lo que pasó, pero el tiempo ha curado la herida. Además era algo personal, el resto de gente en los dos clubs estábamos al margen».