El Athletic ganó por real decreto de Medié Jiménez y del encargado del VAR, Gil Manzano, al Villarreal. Los amarillos sufrieron ayer uno de los peores arbitrajes desde que el club amarillo milita en Primera División. Una actuación parcial y sibilina que se saldó con un balance brutal a favor de los locales. Dos penaltis más que discutibles e inexistentes a favor de los locales, uno no señalado sobre Paco Alcácer en la recta final junto a la tarjeta roja no señalada a Capa por una escalofriante entrada a Cazorla, a lo que se puede añadir la permisividad constante con el fútbol al límite del Athletic durante los 90 minutos, conforman el currículo del colegiado de ayer en La Catedral. En otra parte del análisis también se halla los errores claros en la definición de Gerard Moreno y Paco Alcácer en tres ocasiones con claridad meridiana para ser materializadas. Con fallos tan graves en ataque también es muy complicado ganar.

Entre toda la polémica, el conjunto vasco ponía fin a 10 partidos sin conocer la victoria en LaLiga ante un Villarreal que dejó una muy buena imagen pero que ha saldado con sendas derrotas sus dos últimas salidas lejos de La Cerámica y pierde fuelle en la lucha por regresar a Europa. Ayer no mereció la derrota. El Villarreal mostró en San Mamés su faz más agresiva y aguerrida. Solo se puede ganar al Athletic en su estadio si en la batalla empleas sus armas. No se arrugó en ningún momento el equipo de Calleja, que aguantó las embestidas, el fútbol de contacto y hasta supo sacar las garras cuando la ocasión lo requería.

PERMISIVIDAD ARBITRAL / Los vascos jugaron al límite, como casi siempre, y contaron con la aquiescencia de Medié Jiménez, demasiado permisivo y en algunos lances mirando hacia el cielo para disimular que no había visto nada, como en la durísima entrada de Capa a Santi Cazorla a la altura de la rodilla que tenía matices de roja directa y se quedó en amarilla.

El Athletic saltó al campo encorajinado y dispuesto a dar el jaque mate a un Villarreal que si posee alguna cualidad, desde luego esa no es la de la agresividad o acudir al contacto en cada acción. Javier Calleja mantuvo el mismo dibujo táctico con la única variación de la entrada en el once de Ontiveros por Moi, en una alineación, de nuevo, cien por cien español. Un matiz que pretendía dotar al Submarino de más desequilibrio en ataque y manteniendo la configuración de la medular con el triángulo Iborra-Santi Cazorla-Trigueros.

El Villarreal mantuvo bien juntas las líneas, se armó para la batalla y utilizó sus misiles en el juego ofensivo cuando el lance lo requería, pero siempre atento y concentrado para minimizar los posibles errores.

GERARD... Y UNAI SIMÓN / Impasible a los rugidos de San Mamés, el Villarreal le puso ardor a la batalla y le plantó cara siempre al Athletic, tejiendo bien las jugadas de ataque y con mas verticalidad. A los 12 minutos puso el corazón de la apasionada afición bilbaína al borde del paro cardíaco. Una inteligente asistencia de Paco Alcácer dejó a Gerard Moreno solo ante Unai Simón, con todas la ventajas para superarle con un tiro o con un regate, pero ni en una ni en otra cuestión estuvo acertado el pichichi groguet, que marró una de esas acciones con las que sueña todo delantero tener en un partido. El Athletic había consumido una vida.

El devenir del encuentro planteó un intercambio de puñetazos entre dos púgiles valientes que resistían los envites del rival. Cada uno a su manera. El Athletic explorando las bandas y el centro al área y el Submarino buscando el juego interior y la calidad de sus jugadores. Ontiveros pudo cazar el deseado gol del Villarreal en un centro pasado con el que no llegó a conectar. Y con ese guión se alcanzó el descanso con un 55% de posesión a favor de los jugadores vascos.

LA JUGADA CLAVE / Una decisión sibilina del colegiado, arropado por el VAR, estimó como penalti una acción sin aparente peligro por unas manos involuntarias y además pegadas al cuerpo de Pau Torres. El árbitro le echó una mano al conjunto local y decantó el partido a favor de los de Garitano. Raúl García engañó a Asenjo y transformó la pena máxima para situar por delante al Athletic. Medié Jiménez continuaba alimentando con esa acción su pésimo y casero arbitraje.

Pero todavía había posibilidad de ser más parcial. Y Medié Jiménez rizó el rizo al señalar un segundo penalti inexistente, cuanto menos tremendamente discutible, en un salto de espaldas de Albiol, al que el balón tocó en su brazo. Sergio Asenjo niveló la balanza de la justicia al detener el lanzamiento de Willians y, posteriormente, el de Raúl García, que recogió el rechace del guardameta palentino del Villarreal.

Los amarillos se vinieron arriba espoleados por la doble parada de Asenjo y la sensación de injusticia como espoleado por tanta injusticia y acorralaron al equipo bilbaíno en su campo. Paco Alcácer dispuso de otra clarisíma oportunidad para empatar similar a la de Gerard Moreno en la primera parte, con varias opciones para batir a Unai Simón, pero envió el balón a las manos del portero local mansamente.

DERRIBO A ALCÁCER / El juego continuaba a alta intensidad con los de Calleja enrabietados pero sin claridad en la definición ni en el último pase y también lastrados por el pésimo arbitraje de Medié. Aún tuvo tiempo para un nuevo y grave error al no señalar un penalti sobre Paco Alcácer. Pero no era el día del Villarreal porque estaba destinado que el Athletic ganara por decreto. Lamentable el arbitraje de Medié, aunque los errores en ataque también tuvieron cierto peso en el lastre que provocó la derrota y complica un poco más el objetivo de Europa.