Un gol de Antoine Griezmann, de cabeza y a la desesperada en el 90, y otro de Dmitry Payet, seis minutos después, le evitaron el ridículo a una selección francesa caótica, que pasó a octavos pero no encontró hasta entonces la forma de desarmar a la meritoria selección albanesa.

Griezmann, señalado por su propio entrenador como uno de los culpables de los apuros pasados en la jornada inicial, compartió banquillo de inicio con Pogba, para convertirse finalmente, de nuevo en héroe, gracias a un centro del sevillista Rami desde la banda que cabeceó en el centro del área libre de marca.

Hasta ese minuto de fortuna, el modesto equipo que dirige el italiano Gianni di Biasi, el 42 del mundo, le sacó los colores a la principal favorita al título. Demostró que los dos resultados previos (un empate en 2014 y una victoria el año pasado) no fueron fruto de la casualidad y metió en el diván a una selección anfitriona que ha llegado a la Eurocopa sin un plan definido.

Sacrificó esta vez Deschamps a Pogba y Griezmann, caídos en desgracia tras el partido ante Rumanía, y también cambió el dibujo. Trató de abrir el campo con Coman y Martial en las bandas y puso como enganche Dmitry Payet, el nuevo ídolo francés.

Pero sin dinámica de juego, ni creación en el centro del campo, Francia fue un equipo demasiado previsible para poner en aprietos al voluntarioso conjunto albanés.

El partido fue transcurriendo con algunos arreones locales, con ocasiones que no fructificaban de Giroud y Payer en un primer acto en el que Albania inquietó en un par de ocasiones claras.

En el segundo acto, Deschamps tuvo que reaccionar. Introdujo a Pogba tras el descanso y fue introduciendo a Griezmann y Gignac progresivamente.

Hasta que se llegó a los minutos finales. Antes del 90, Albania estuvo cerca de adelantarse, pero acto seguido Griezmann marcó de cabeza y cuando el choque agonizaba, Payet sentenció. H