El FC Barcelona sufrió de lo lindo para clasificarse para los octavos de final de la Copa del Rey. Los de Quique Setién fueron por detrás todo el partido y l dieron la vuelta en el último minuto gracias a un doblete de Griezmann. Mal Barça, al que le salvaron dos jugadas aisladas que el futbolista francés aprovechó bien.

El partido arrancó con el Barcelona situándose en el terreno de juego. Y así estuvo durante los primeros 45 minutos. Acomodándose. Viéndolas pasar. Ni un disparo a puerta. Ni una falta peligrosa. Nada de nada. Una circulación estéril que se moría en tres cuartos de campo ante un Ibiza que tenía las ideas claras y que empezaba a generar peligro. De hecho, antes de llegar a los diez minutos, el veloz Rai se colaba por la banda izquierda y se la dejaba en bandeja a Javi Pérez para que, entrando solo desde segunda línea, superara a placer al portero Neto y subiera el 1-0.

Los locales siguieron apretando y solo su falta de puntería mantenía al Barça en el encuentro mientras la afición cantaba «¿Dónde está Messi?».

El escenario no cambió en la reanudación. Al Barça no le salía nada y solo Ansu Fati le ponía orgullo al asunto. Así continuó el choque hasta que, cuando faltaban 20 minutos para el final, De Jong filtró una asistencia mágica para que Griezmann marcara. El francés superaba bien al guardameta en el uno para uno. Y respiraba Setién. Minutos después, en el 94, era Jordi Alba quien asistía a Griezmann para que el francés marcara y remontara el partido, salvando a su equipo del ridículo ante el Ibiza, de 2ª B.