La denuncia pública de Fernando Roig al término del partido frente al Barcelona, al que acusaba, junto a Athletic y Atlético, del robo de canteranos, aludía a los casos que el Villarreal sufrió el pasado verano, cuando Nico Serrano, Germán Valera y Brian Fariñas pusieron rumbo, respectivamente, a Bilbao, Madrid y la Ciudad Condal. Unas manifestaciones que han destapado las prácticas de los clubs a la hora de captar a las promesas de los rivales.

Todo nace del vacío legal en torno a la vinculación de un menor de 16 años con un determinado equipo, edad a partir de la cual un contrato ya puede ser validado por la federación española, la Seguridad Social... Con anterioridad, aunque un jugador tenga firmado un acuerdo, vinculación... con un determinado club, carece del peso legal suficiente como, en el caso de que sea roto unilateralmente por el futbolista (a instancias, claro está, del interés de otra entidad), pueda se denunciado por el equipo en el que limita, por los daños y perjuicios que le supone.

El Villarreal, en verano, vio cómo tres de sus jugadores más prometedores (los mencionados Brian Fariñas, Germán Valera y Nico Serrano) rompían ese contrato comúnmente conocido como de formación, sin que la legislación ampare a los amarillos a la hora de reclamar una compensación. De ahí que haya roto relaciones con Barcelona, Atlético y Athletic, plasmado en la ausencia de las comidas oficiales en los respectivos partidos ante estos conjuntos a lo largo del ejercicio.

La guerra de los canteranos, lejos de enfriarse, se ha recrudecido con episodios en los que el Villarreal no ha permitido la presencia de ojeadores de estos clubs en las instalaciones de la Ciudad Deportiva de Miralcamp.

El Villarreal, por el propio volumen y calidad de su fútbol base, es un club que importa talento desde todos los puntos de la geografía española y también del extranjero (ahí está el caso del nigeriano Samu Chukwueze, que llegó en edad juvenil a cambio de 500.000 euros). De ahí que, como si de un efecto bumerán se tratara, los amarillos se han convertido en un blanco, acusando al Submarino, a su vez, de utilizar este tipo de maniobras oscuras.

Las razones del Villarreal

Sin embargo, el club amarillo expone sus propios argumentos. En consecuencia, apunta a que solo incorpora a jugadores menores de edad que estén libres (es decir, que no tengan firmado ningún tipo de vinculación con su club de origen). Eso o bien llega a acuerdos para una contraprestación económica con estos clubs.

El martes por la noche, minutos después de que Roig hiciera la denuncia pública, José Manuel Llaneza, en la Cope, defendía la manera de actuar del Submarino en dos casos determinados. Por un lado, el de Manu Morlanes. «Se lo compramos al Zaragoza», subrayó el vicepresidente. También en el desembarco en Miralcamp de más de una decena de canteranos del Albacete (Mario Gaspar entre ellos), en el 2007. «El Albacete iba a bajar dos categorías por impagos y pagamos por ellos», expuso Llaneza.