Aunque en la última jornada el BM Castellón hubiese perdido, las opciones de permanencia seguirían intactas, con 22 puntos por disputarse todavía y una desventaja de seis. Pero lo cierto es que la misión hubiese sido casi imposible por otras circunstancias. Caer contra un rival directo como es el Canyamelar hubiese significado un duro golpe anímico para la plantilla, del cual sería muy complicado levantarse.

Pero la situación es otra y superar a las valencianas ha servido para relanzar al equipo, que ya venía de buenas actuaciones en las últimas semanas y en la Copa de la Reina había plantado cara al Rincón Fertilidad Málaga. Romper la racha de nueve derrotas consecutivas —las Guerreras de la Plana no sabían lo que era sumar un triunfo desde el 13 de octubre del pasado año— ha servido para quedarse a solo dos puntos de la permanencia, que marca el Canyamelar con siete, mientras que las castellonenses tienen cinco.

El objetivo, más factible

La segunda vuelta acaba de empezar —solo se han disputado dos encuentros—, por lo que el camino de todos los implicados en la lucha por mantener la categoría es similar. Pero en el caso del BM Castellón, la moral está por todo lo alto con el último triunfo, que le ha permitido abandonar la posición de colista, que ahora ocupa el Alcobendas, con los mismos puntos que las castellonenses.

Precisamente las madrileñas no tardarán en ser rivales del equipo que dirige Montse Pueche. Será el 9 de marzo cuando las Guerreras de la Plana se desplacen a Alcobendas. Dos jornadas después visitarán la pista del BM Morvedre (30 de marzo), el otro equipo que ocupa puesto de descenso en la actualidad. Así, en apenas 15 días está en juego casi toda la temporada, porque dos victorias encarrilarían la salvación.

Pero para ello, el trabajo es fundamental. Puche ha concienciado de ello a sus jugadoras, que al igual que la entrenadora confían en salvarse.