«No es fácil llegar a Castalia y, a pesar de la motivación, jugar ante 8.000 espectadores. No es fácil», señalaba Jacint Guimerá tras el partido. Sus jugadores pusieron el corazón en un puño a esos 8.000 aficionados albinegros que ayer se dieron cita en Castalia, pero les fató rematar la faena «en alguna de las contras que tuvimos cuando el Castellón estaba totalmente volcado». La lectura negativa del técnico rojillo, pese al meritorio punto ante el hasta ayer líder, tiene su razón de ser. El empate no era suficiente. ««Te vas un poco decepcionado, ya que, tras lo visto, el resultado nos deja ya casi descendidos», lamentaba Guimerá, «satisfecho por el trabajo del equipo» en un escenario tan impresionante como el feudo albinegro.

«Hemos competido y esa es la línea que debemos seguir hasta el final de la temporada», reitera Guimerá, pese a ver el abismo muy cerca. Demasiado.