La valenciana Vicen Bañuls Navarro (8 de octubre del 1950, Xàtiva), vivió ayer una entrada en meta que no olvidará. Pese a arrastrar una lesión, decidió correr el VII Marató BP Castelló y en ningún momento renunció a su objetivo de completar los 42.195 metros. Cinco horas y media después de que 2.426 runners tomasen la salida en la avenida Vila-real, Vicen fue la última en cubrir el recorrido y en la meta del parque Ribalta le aguardaba un ritual ya tradicional: los miembros del club organizador, Running Castelló, que cuidan de cada corredor en la llegada le hicieron el pasillo de los campeones, mientras Enrique Speaker la animaba como al primer clasificado y el marido de Vicen, Nino Moyá, la alentaba en los últimos metros. Castellón demostró, una vez más, que cuida al máximo al corredor... del primero al último.

—¿Qué sintió al acabar la carrera y cruzar la línea de meta?

—Todo fue muy emocionante, después de cinco horas y media de carrera no me esperaba el recibimiento que me hicieron, como si fuera uno de los atletas africanos que suelen ganar. Después de vivir una entrada en meta así, me estoy pensando volver a quedar la última en la edición del próximo año (dice riendo).

—¿Era la primera vez que corría el Marató BP Castelló?

—No, con esta son ya cuatro veces las que lo he hecho. Nos gusta mucho esta carrera, y por eso procuramos venir cada año.

—¿Corrió sola o acompañada por otros corredores?

—Formo parte del Club d’Atletisme Ajos-Xàtiva y cada año solemos contar con una importante representación en el Marató BP Castelló, pero esta vez la carrera coincidía con la Mitja Marató Ciutat de Xàtiva, de la que además somos organizadores, por lo que solo han venido dos compañeros más y mi marido, que ha corrido el 10k.

—¿Tenía previsto acabar la carrera con alguna marca concreta?

—No, mi idea era simplemente acabarla. Nunca he hecho un maratón en más de cinco horas, pero esta vez venía arrastrando todavía una larga lesión. Hace un año sufrí una rotura muscular en el Marató d’Espadà y aún no me he podido recuperar del todo.

—¿Cómo condicionó eso su participación en el VII Marató BP?

—Este año no he podido entrenar para preparar la carrera, venía sin ningún tipo de entrenamiento, y eso lo cambia todo. Si estoy bien físicamente eso me da seguridad y puedo correr sin miedo a nada, pero en estas condiciones tengo que correr de manera conservadora, no sea que la lesión se agrave, así que lo único que puedo hacer es limitarme a acabarla, me cueste lo que me cueste.

—¿Cuál fue el peor momento?

—He sufrido mucho y se me ha hecho muy largo, solo quería que se acabara porque me iba agobiando al pensar que no sería capaz de llegar hasta el final. Pero lo peor de todo ha sido cuando llevaba unas tres horas y desde la organización me han dicho que no podía seguir corriendo porque estaba fuera del tiempo de control. Eso me ha desmoralizado, pero les he dicho que iba a seguir corriendo, que iba a acabarla como fuera aunque no me contase el tiempo, tenía que hacerlo por mí misma. Eso sí, luego han venido a disculparse y a decirme que seguía en carrera, lo que ha supuesto todo un alivio.

—¿De dónde sacó fuerzas para llegar hasta el final?

—Soy muy cabezota y si me propongo algo, siempre lo consigo. Sabía que físicamente no me encontraba bien del todo pero tenía que correr en Castellón y acabar la carrera. Podía haber hecho el 10k, que es mucho menos exigente, pero quería hacer el maratón. Aunque las piernas no vayan, al final todo está en la cabeza, solo es cuestión de echarle ganas e insistir hasta lograrlo.

—¿Cómo vivió los últimos metros hasta alcanzar la línea de meta?

—Ha sido un poco una locura porque incluso se me ha acabado la batería del pulsómetro y no sabía ya ni qué tiempo llevaba. Pero desde el último coche de la organización me daban ánimos, me decían que ya lo tenía, así que incluso he acabado apretando un poco al final, lo que podía.

—¿Cuál ha sido su mejor marca en el Marató BP Castelló?

—Las 4.19.00 horas que hice en la última edición, la de diciembre del 2015. De hecho, entonces me llevé dos trofeos, el de primera en mi categoría de edad, y el de mujer más veterana de la prueba. Esta vez no ha podido ser... Es de las últimas carreras que he hecho en condiciones, porque un par de meses después fue cuando me lesioné en el Marató d’Espadà.

—¿Qué le pareció el circuito?

—Lo he encontrado muy similar al de los últimos años. La parte más dura es el recorrido por el Grao, que siempre se acaba haciendo bastante largo.

—¿Repetirá el próximo año?

—Sí, esa es la idea, pero lo que quiero ahora es recuperarme del todo para poder preparar la carrera de la manera adecuada y afrontarla de nuevo en condiciones para hacer un tiempo más en mi línea. Quiero volver a estar bien para ‘ir a por todas’.

—¿Cómo empezó a correr?

—Cuando yo tenía unos 38 años, mi hija, Sabina, hacía atletismo, y de acompañarla en sus pruebas empecé a aficionarme.

—¿En cuántos maratones ha participado hasta el momento?

—Llevo unos 70, desde que participé con 50 años en el de Valencia, donde hice un tiempo de 4.26.00 horas. Hemos corrido en todas partes: Sevilla, Barcelona, Madrid, Roma, Milán o París.

—¿Qué cree que distingue al Marató BP Castelló del resto?

—Me gusta mucho ver cómo la gente se vuelca para animar a los corredores. Esa es una de las cosas que me hacen venir aquí cada año, y esta vez los ánimos del público me han servido de gran ayuda, la gente ha tenido un comportamiento de categoría.

—¿Ha corrido pruebas más largas que un maratón?

—Sí, la Pico Veleta de Granada, de 50 kilómetros, y la Penyagolosa Trails Marató i Mitja, que he hecho ocho veces y en la que mi mejor marca son 10.26.00 horas.