«Ha sido algo mágico. Muy especial para mí, por ganar de nuevo en Roland Garros, por tener a mi tío Toni al lado en la pista, por el video histórico que me han hecho, por todo. Ha sido un día muy especial y único», admitía Rafael Nadal en una abarrotada sala de prensa, sentado junto a la Copa de Mosqueteros y vestido con una camiseta conmemorativa para la ocasión, con la camiseta con una gran X, equivalente al 10 en números romanos, y con unas zapatillas en las que ya llevaba el 10 inscrito en ellas.

«Ganar 10 torneos aquí, no se si yo veré a alguien que me supere. Es algo que quedará para la historia y me hace ilusión por ello», explicaba. «Ha habido otras victorias emocionantes. Pero hoy todo ha sido muy emocionante», admitía el campeón de Roland Garros. Ayer Nadal lloró mientras esperaba la entrega de premios. «Han sido dos semanas de máxima tensión, y tras ganar te viene un bajón de adrenalina. Cada año es especial cuando llego a París, por los nervios y la tensión que genera querer hacerlo bien. El año pasado vine también preparado pero perdí la oportunidad. Nunca sabes cuando la aprovecharás y cada vez me quedan menos posibilidades».

Felicidad familiar

La presencia de su tío Toni Nadal en la central le hizo muy feliz. «Sin él no estaría aquí. Hemos ganado juntos 10 títulos», había dicho antes en la entrega de premios. Su tío también se emocionó en la pista. «No soy persona de emocionarme, pero hoy sí lo he hecho. Después de tres años de dudas, ansiedad y lesiones, ganar otra vez aquí es muy importante», valoraba el tío del mallorquín. «Sin mí también habría ganado, aunque no sé si tantos títulos», bromeó.

«Este triunfo me supone felicidad», decía con orgullo Nadal, que fue claro sobre su futuro: «Jugaré hasta que sea feliz. Cuando no tenga ilusión sabré que es el final», finalizó.