Los circuitos urbanos tienen estas cosas, son caldo de cultivo para los coches de seguridad, para que una dos o tres neutralizaciones pongan patas arriba la carrera. El resto es cosa del talento de cada piloto, de los errores, de la suerte. En esa montaña rusa de sucesos y sensaciones en el trazado de Bakú, emergió Lewis Hamilton para anotarse la primera victoria de la temporada, gracias, sobre todo, a los coches de seguridad, a un pinchazo de Valteri Bottas cuando era líder, y a los errores de Sebastian Vettel en el momento decisivo, cuando atacaba al finlandés y se defendía del inglés. "Ha sido una carrera muy emocional, Valteri hizo un gran trabajo y se merecía la victoria, pero he tenido suerte, Por eso me encuentro un poco raro pero, en fin, he ganado", se disculpó con elegancia el británico, flamante líder del mundial.

Además de urbano, Bakú disfruta de unas larguísimas rectas, y eso lo vuelve a aún más complicado. Los coches apenas pueden disponer de carga aerodinámica para no perder tiempo en las rectas, y los monoplazas suelen ser bastante inconducibles porque los neumáticos no adquieren la temperatura idónea. La salida resultó algo caótica. Hiko Hulkenberg se llevó por delante a Kimi Raikkonen, y Sergei Sirotkin a Fernando Alonso. Los dos campeones del mundo pudieron reparar parte de los daños en los boxes, pero perdieron muchas posiciones. "Llegué la pit de milagro, sin fondo plano, cambié las ruedas. Me dijeron que no sabían si podría acabar la carrera. Cuando te dicen ¿daños significativos", te temes lo peor, pero pude hacer cosas. Otros hubieran retirado el coche, y luchamos cada décima, cada vuelta, rozando los muros, ha sido quizá la mejor carrera de mi vida", explicó el asturiano tras finalizar séptimo.

La primera parte de la carrera

Vettel dominaba la primera parte de la carrera por delante de Bottas, Hamilton y los dos Red Bull, entre los que Daniel Ricciardo era más rápido que Max Verstappen. El australiano le adelantó en pista, pero a la vuelta de la parada en boxes, regresó por detrás. Y en el siguiente intento de adelantamiento, llegó el desastre para Red Bull.

No hace falta entrar en en mucha materia, no es necesario recordar que el reglamento solo permite dos cambios de dirección en la defensa de una posición, y que prohibe expresamente hacer un cambio de dirección en la zona de frenada —Verstappen infringió las dos normas— basta con recordar qué el holandés se ha liado a golpes con media parrilla en los tres grandes premios disputados hasta el de este fin de semana en Azerbayán. En Australia hizo un trompo cuando peleaba con Kevin Magnussen por la cuarta plaza y terminó el sexto; en Baréin se autoeliminó tras sufrir un pinchazo tratando de superar a Lewis Hamilton en la primera curva, y en China, hace 15 días, volvió a liarla, primero con Hamilton —se fue a la grava mientras luchaba por la posición— y después con Sebastian Vettel, a quien se llevó puesto en la lucha de ambos por la tercera plaza. Y más aún. Hay que hacerlo muy mal para chocar con Daniel Ricciardo, el mejor adelantador, el tipo más fino y limpio en esa maniobra, con una precisión quirúrgica, para apurar un par de centímetros en maniobra a más de 300 kilómetros por hora.

El accidente

El accidente de los Red Bull propició la entrada del coche de seguridad y Valteri Bottas, el único que no había parado hasta entonces, se benefició de la neutralización para hacer su parada y colocarse líder, ya que el resto de pilotos también se detuvieron para colocar el neumático más blando de cara a las últimas vueltas. Bottas, Vettel, Hamilton, Raikkonen, Pérez Sainz, Lecrec, Stroll, Alonso y Magnussen formaban el tren de los 10 primeros tras el coche de seguridad que se retiró para relanzar la carrera a falta de solo tres vueltas.

Y en el lanzamiento, Vettel se pasó de frenada en el intento de adelantar a Bottas y acabó rebasado por Lewis Hamilton, y casi por su compañero Kimi Raikkonen. Pero el tremendo plano que provocó en la frenada dejó sus ruedas cuadradas, hasta el punto de perder posición con Raikkonen y Sergio Pérez, y sin dejar de mirar por el retrovisor por donde aparecía el Renault de Carlos Sainz. Y cuando parecía que el doblete estaba servido para Mercedes, un pinchazo dejó fuera de combate a Bottas, para dejar el triunfo en bandeja a Hamilton. La carrera loca dejó segundo a Raikkonen, y regaló un podio a Sergio Pérez con el que que en algunos momentos soñó a Carlos Sainz que llegó adelantar a los Red Bull en las primeras vueltas, para caer fuera de los diez primeros tras su cambio de ruedas: "Ha sido una gran carrera. Había que ser muy agresivos al principio, me vi cerca del podio, pero bueno, hacer quinto con un coche con el que todavía no estoy 100 por 100 cómodo está muy bien", explicó el madrileño. "He disfrutado mucho peleando con los Red Bull en la primera parte de la carrera. Pero al final, aunque Vettel tuviera un plano, sigue siendo un Ferrari, y mi coche no iban bien con los ultras. Estoy contento con el quinto".