La lluvia llegó demasiado tarde a los bosques de Las Ardenas. Para cuando apareció el único agente externo que podía dar emoción a la carrera de Spa Francorchamps, ya había finalizado el Gran Premio de Bélgica bajo un tiránico control de Lewis Hamilton y Mercedes. El coche es muy rápido, el equipo gestiona perfectamente la estrategia y las paradas… Y, además, el hexacampeón añade un plus de talento para poner tierra de por medio con su compañero Valteri Bottas o cualquier complicación que pudiera llegar desde el Red Bull de Max Verstappen.

Hamilton enlazó el quinto triunfo en siete carreras con la sensación de que no tiene enemigos. “Sé que no es lo que todo el mundo quiere ver, pero si pudieras ver a la gente en la fábrica ahora no verías ninguna celebración, solo gente pensando en ver cómo ganar la siguiente carreras”, explicó el inglés, con el séptimo título en el bolsillo, a solo dos victorias del récord de Michael Schumacher. “Tengo 35 años y me siento mejor que nunca”, confirma el chico de Stevenage.

A falta de lluvia, solo se podrían abrir incógnitas con la estrategia, con la entrada de un coche de seguridad que pudiera encontrar a alguien con el pie cambiado. Antonio Giovinazzi perdió el control de su Alfa Romeo en Fagnes, golpeó con violencia las protecciones, y una rueda suelta de su monoplaza impactó contra el Williams de George Russell que también acabó deshecho contra las vallas. Los dos pilotos emplearon algunos segundos en salir de los monoplazas que se convirtieron en una eternidad ante la imagen de los coches destrozados, con el recuerdo del terrible accidente del año pasado en este circuito.

Recuerdo para Anthoine Hubert

Fue en la carrera de F-2 en la que perdió la vida Anthoine Hubert, el joven talento francés de la Renault Academy que había sido campeón en F-4 y GP3. La F-1 guardó un respetuoso, emocionante y completo minuto de silencio en su recuerdo con todos los pilotos rodeando un gran retrato circular justo antes de esta carrera. Su madre acudió al acto, al igual que Juan Manuel Correa, el piloto que no pudo evitar embestir brutalmente al monoplaza del francés. Allí estaba, ayudado por sus muletas, para homenajear a su amigo, a su compañero, para recordar que el automovilismo es un deporte de altísimo riesgo.

Giovinazzi y Russell salieron milagrosamente ilesos de sus monoplazas y el director de carrera dio orden de desplegar el coche de seguridad, lo que casi todos los pilotos y equipos aprovecharon para hacer una parada en boxes. En Ferrari ni siquiera estaban preparados cuando llegó Charles Leclerc… En Mercedes hicieron entrar a la vez a Hamilton y Bottas. Eran primero y segundo, con Verstappen pegado al finlandés, en la tercera plaza. El riesgo de que el holandés ganara la posición al segundo Mercedes era evidente. Pero hasta en eso Mercedes es el mejor equipo. Cambiaron las ruedas de sus dos pilotos en un tiempo récord hasta el punto que Bottas regresó por delante de Verstappen a pista.

Ahí se acabó toda la emoción. “Ha sido bastante aburrido, no podía seguirles cuando ellos tiraban. Me he sentido muy solo”, dijo Verstappen. Fue entonces, tras la parada, cuando Bottas pidió por radio un mapa de motor agresivo para poder acosar a Hamilton, pero su ingeniero fue muy claro: "Acordamos no usarlo entre nosotros”. Y por mucho que el finlandés replicara —“nunca lo había escuchado”— sabe que Hamilton también podrá pedir ese mapa para defenderse. Sonó a pataleta por radio ante la constatación de que su compañero se mueve a otro nivel para enlazar la quinta victoria en siete grandes premios, la carrera número 40 en la que suma puntos de forma consecutiva. “Intenté atacarle en la salida, pero Lewis perdió tiempo en la primera curva, yo tuve que levantar y perdí la inercia para atacarle en la frenada de la cinco”, se disculpó Bottas, al que se le acaban los argumentos. “Luego Lewis ha hecho una carrera sin fisuras….”

Carlos Sainz no llegó a salir

Y cuanto más dominante se vuelve Hamilton más aburrida se torna la Fórmula 1. Y más cuando le faltan actores claves. Fue el caso de Carlos Sainz, que ni siquiera llegó a tomar la salida. Un problema en el motor originó la rotura del escape. “Tercer año que no puedo empezar la carrera en Spa, uno de los circuitos favoritos. Este motor iba muy bien, pero ya no va a durar mucho. Llevamos una temporada en la que no me está dejando puntuar”, dijo lamentándose. El madrileño no sabía si mirar para su equipo o para la escudería en la que recalará en tres meses porque Ferrari está en su peor crisis en tres décadas. Decimotercero y decimocuarto, Sebastian Vettel y Charles Leclerc, ni siquiera llegaron a la zona de puntos. Solo dos Haas y un Williams acabaron por detrás. Ni motor, ni aerodinámica, ni trabajo en los boxes… Ferrari se ha caído a un profundo pozo del que parece difícil salir en menos de un año.