Pablo Herrera y Adrián Gavira viven el voleibol desde niños. Uno de sus sueños era ganar a los brasileños en Copacabana, una de las legendarias playas donde nació la modalidad de voley playa, pero ese sueño acabó en añicos en los Juegos Olímpicos, al quedar eliminados en octavos de final contra los campeones del mundo, Alisson Cerutti y Bruno Schmidt, por 24-22 y 21-13.

“De pequeño, el sueño era ganarle a Brasil en Copacabana, pero no ha podido ser”, dijo el grauero tras el partido. Al menos, Herrera sí ha visto cumplirse otra de las aspiraciones en esta modalidad, como la plata olímpica que conquistó en Atenas 2004.

Pese a la derrota, la pareja española deja los Juegos con “la cabeza alta”, porque plantaron cara a los actuales campeones del mundo, según palabras de Gavira. El castellonense afirmó que su compañero jugó “como si tuviese cinco Juegos Olímpicos” de experiencia, en lugar de solo dos.

La clave del duelo fue el primer parcial, que fue muy parejo y se decidió a favor de los locales con un marcador de 24-22, tras salvar tres bolas de set a favor de los locales: “Nos ha pesado un poco perder de una forma tan ajustada”. “Ver que los tienes contra las cuerdas y que, luego, se te escapa el set...”, comentó Herrera.

En el segundo parcial, los brasileños empezaron “muy fuertes”. Así, cuando se escaparon en el marcador a mitad del mismo, vieron “imposible” la remontada.

Otra dificultad añadida, para Herrera y Gavira, fue tener el ruidoso público brasileño (cerca de 10.000 personas) en contra, una experiencia “alucinante” y que amedrenta, según Gavira. “Vibra hasta la arena con la música”, apostilló el castellonense.

La pareja española está acostumbrada a jugar en estadios de como máximo 5.000 personas. Hace cuatro años, en Londres 2012, el aforo del estadio era incluso superior (15.000 personas), pero la verticalidad de las gradas y el calor del público brasileño, para ellos, aumenta la espectacularidad de Copacabana. H