Pablo Herrera está a punto de participar en sus cuartos Juegos Olímpicos. El grauero, a sus 34 años, se ha colgado medallas en todo tipo de campeonatos. No obstante, la plata obtenida en Atenas 2004 ha sido una de las condecoraciones más significativas de su extensa carrera.

Tras 12 años y cuatro citas olímpicas, el jugador provincial de voley playa vuelve a toparse con el desafío de reeditar aquella medalla que ganó en Atenas y que no pudo repetir en Pekín 2008 ni en Londres 2012, donde en ambas quedó noveno.

Gavira, como ya hiciera en los Juegos celebrados en suelo británico, volverá a ser la pareja del grauero. Herrera y el andaluz forman dupla desde hace siete años, periodo en el que ambos han demostrado ser los grandes abanderados españoles de esta disciplina a nivel internacional.

Herrera declara “tener ganas e ilusión de que los JJOO arranquen ya”. Además, a pesar de su veteranía, el provincial reconoce que cuando afrontas la cita olímpica, los nervios siempre te acompañan: “Tengo los mismos nervios que tuve en Atenas. Son cuatro años preparándome. Eso sí, en experiencia pocos me ganan”.

La ilusión es el sentimiento que mejor define las expectativas de Herrera cara a Río 2016. Aunque cuando analiza las opciones de medalla se muestra cauto: “Es complicado. Hay muchas parejas con un gran nivel. Son los Juegos más abiertos de los que he participado”, señala el jugador provincial, que añade que esta competición es “un torneo en el que siempre hay sorpresas”, de ahí que el objetivo de la pareja española sea “dar la campanada”.

Tanto Herrera como Gavira llegan en un excelente momento de forma. No obstante, como manifiesta el grauero, no basta únicamente con ello: “Es importante llegar bien física y mentalmente, aunque después es necesario tener un poco de suerte sobre la arena”. La dupla española no tendrá rivales fáciles, ya que ha quedado encuadrada en un grupo muy complicado, con Estados Unidos, Catar y Austria. H