msales@epmediterraneo.com

Se dice que no hay que vender la piel del oso antes de cazarlo. Es algo que siempre he pensado y que en esta ocasión me gustaría extrapolar a las posibilidades del CD Castellón de ascender después de siete años en Tercera División, un cometido que se hace cada vez más necesario y que debería ser una realidad dentro de poco más de un mes. La fecha —con la obligación de superar tres eliminatorias— es el 24 de junio, un día que todos los albinegros tienen ya marcado en rojo en el calendario.

Pero volviendo a lo comentado anteriormente, se debe ser prudente. Son muchas las ganas que hay en la capital de la Plana de festejar el regreso del club a Segunda División B y el ambiente de euforia que se ha vivido toda la temporada puede llevar a pensar que se conseguirá sin problemas. En mi caso, creo que hay muchas posibilidades de subir y considero que este es el año, porque es la primera temporada en mucho tiempo que lo deportivo ha prevalecido sobre el resto. El club, por fin, ha sido noticia por aspectos positivos y no por bochornosos espectáculos que nada tienen que ver con la esencia del fútbol, que no es otra que meter el balón en la portería.

Ha sido una campaña sin sentadas sobre el césped, sin hacer huelga —como sucedió con el plante que tuvo lugar ante el Llosa en Castalia en febrero del 2012— y otras muchas cosas que prefiero no recordar en estos momentos. Después de mucho tiempo, los jugadores han cobrado al día, algo normal que se había convertido en extraño y que ha permitido a los futbolistas centrarse en su principal tarea. Y la plantilla ha demostrado con creces su implicación en el proyecto. Algunos podrían pensar que están más presionados que otras temporadas por el simple hecho de que todo ha ido como la seda, pero creo que el Castellón se merece estar en superior categoría y siempre que se ha clasificado para el play-off ha tenido la obligación de ascender, aunque solo sea por historia.

Tal vez, si finalmente no se lograra el ascenso sería el año más decepcionante, porque 13.000 personas han confiado en este proyecto y han batido el récord de abonados de la categoría, y porque como decía antes la ilusión ha regresado con la directiva encabezada por Vicente Montesinos y, más recientemente, con la presencia del grupo inversor de José Miguel Garrido.

Pero como he señalado con anterioridad, creo que este es el año. Porque la historia le debe una al Castellón después de meterse en su quinto play-off en siete temporadas, el cuarto consecutivo. Porque en varias ocasiones ha caído con crueldad, como en los penaltis de la eliminatoria final contra el Gavá hace dos campañas o la pasada, cuando recibió dos goles en los compases finales en el partido de vuelta ante la Peña Sport de Tafalla, que le impidieron clasificarse para la ronda final.

Insisto en que hay que ser prudentes y como dice el Cholo Simeone hay que ir partido a partido. De momento, el inicio ha sido bastante positivo. Un empate fuera de casa y más habiendo marcado te permite salir en la vuelta estando clasificado, aunque se debe pensar en ganar el partido y para nada especular. El próximo fin de semana —ya confirmado el domingo— se debería certificar el pase a la segunda eliminatoria, con un Castalia lleno que debe marcar el gol de la tranquilidad. Está claro que habrá que sufrir, algo que va en el ADN de este club a lo largo de toda su historia, pero una temporada más en Tercera División sería muy doloroso.