Con la satisfacción de la victoria y el prestigio del triunfo obtenido en el último derbi contra el Atlético en el Calderón en Liga, el Madrid regresó ayer al trabajo pensando en el duelo de Champions de mañana frente al Sporting de Portugal. En una sesión marcada por el buen rollo, Zidane ordenó trabajo de recuperación para los que jugaron a orillas de Manzanares y ejercicios de mayor intensidad para los suplentes. Sergio Ramos y Benzema, a los que no se forzó ante los colchoneros, completaron el entrenamiento con el grupo mostrando que pueden reaparecer ya.

Pero por encima de la repercusión del incuestionable golpe de autoridad en el Calderón, el 0-3 del sábado fortalece a Florentino Pérez en su apuesta personal por dos piezas insustituibles en el equipo: Zinedine Zidane y Cristiano Ronaldo.

El francés, al que ni siquiera la Champions en Milán parecía conceder margen de error, llegó a ser cuestionado por el pobre juego que venía ofreciendo el Madrid. El derbi se presentaba como un examen para él, que debía demostrar su mano de entrenador para hacer frente a las bajas que afectaban a todos los sectores del campo.

Una jugada maestra

En la búsqueda del equilibrio sentó a Benzema y colocó cada pieza en su sitio con éxito. Pasó del 4-3-3, a organizar a su equipo con un 4-2-3-1, clave para ganar en orden y para la libertad de movimientos de Isco Alarcón en la media punta, la aparición en banda derecha de Lucas Vázquez y Gareth Bale en su posición natural por la izquierda, enviando a Ronaldo al centro del ataque. El resultado a los retoques no pudo ser más efectivo. Ayer en la capital solo había un calificativo para definir la maniobra de Zizou: magistral. «Con esta intensidad, somos invencibles», gritó Zidane dentro del vestuario cuando sus jugadores escuchaban con atención al míster en plena celebración de la victoria ante el Atlético.

En medio de tanta euforia había otro hombre que acaparaba la atención. Cristiano Ronaldo, lastrado por la ansiedad de no ver puerta con su habitual facilidad durante algunos partidos, había oído todo tipo de comentarios que le desesperaban (que si el futuro del equipo pasaba por Bale, que si había perdido su eficacia por los años...), pero fue firmar su renovación (21 millones netos por temporada, la misma cantidad que ingresa de Nike) y empezar a marcar otra vez.

Con la selección portugesa suma siete dianas en los últimos tres partidos y es el máximo realizador de la fase de clasificación para el Mundial de Rusia 2018 empatado con Lewandowski. Y con el recital del Calderón (superó a Di Stéfano como máximo goleador de los derbis con 18 dianas), CR7 ya comparte pichichi en Liga con Luis Súarez y Leo Messi, el crack del Barça que durante las últimas semanas había alterado esa sensación de que Ronaldo es el favorito al Balón de Oro después de los títulos en la Champions y la Eurocopa de Francia.

Semana decisiva

El portugués ha recuperado el tino en el momento decisivo, pues esta semana se cierran las votaciones para decidir el galardón. «Los grandes jugadores se demuestran en los partidos de entidad y Ronaldo metió tres goles, que pudieron ser más porque Oblak le sacó uno en la línea», dijo Butragueño.