El Huesca sigue creyendo en el milagro tras vencer ayer al Eibar, un triunfo obligado porque de no haberlo logrado sus opciones de permanencia se habrían esfumado. En la posición de colista desde la sexta jornada, el equipo altoaragonés sigue obstinado en no dar su brazo a torcer y en hacer buenas a las matemáticas, que dicen que todavía es posible conseguir lo que a estas alturas de temporada parece una utopía.

Ante un Eibar con muchas bajas el equipo de Francisco coge moral para visitar el domingo al Villarreal, en un choque vital para ambos. De momento, el Huesca, con los tantos de ayer de Enric Gallego y Ávila, se resiste a despedirse de la Primera División.