El Villarreal concluye líder e imbatido la fase de grupos y encuentra en el huracán Chukwueze a un nuevo referente. No sufrió demasiado para ganar al Spartak, en el debut de Luis García como técnico groguet. Primer objetivo cumplido y algunas pistas de lo que puede ser el Submarino con el nuevo entrenador. Pronto para valoraciones, pero sí para observar matices. Un 2-0 que deja al Villarreal en los dieciseisavos de final, a la espera de suerte en el bombo. Lo más importante ahora es recuperarse como equipo y potenciar el gen competitivo en LaLiga en el importante partido de Huesca, que cerrará el 2018. El Villarreal debe crecer como bloque desde la solidez defensiva. Anoche, pese a algunos errores puntuales, se mejoró la imagen.

Luis García tocó pocas cosas, pero introdujo su firma. Las piezas eran las mismas, sin revoluciones y con esa idea de llegar sin hacer ruido, pero con paso firme. El nuevo técnico apostó por un once cuya composición en cuanto a nombres podría haberlo ordenado el propio Javier Calleja. Solo tres sesiones de trabajo y muy poco tiempo para variar en demasía. Pero entre líneas ya se podía leer algo. Por ejemplo, la pareja de mediocentros integrada por Javi Fuego y Santiago Cáseres. El asturiano todavía necesita rodaje, pero anda sobrado de experiencia. El argentino tiene fuelle y juventud, pero todavía se halla en periodo de crecimiento en cuanto a su formación en una competición tan exigente como LaLiga. Ambos formaron un buen tándem, porque lo que le faltaba a uno, se lo aportaba el otro, y viceversa.

EQUILIBRIO... Y SAMU / El Villarreal saltó con las líneas muy pegadas, y dando libertada al huracán Chukwueze para que arrasara por el carril derecho del ataque amarillo. La receta era simple: 4-4-2, equilibrio táctico y hacer correr a Samu. No había que volverse loco, porque el empate clasificaba a los amarillos, mientras a los rusos les urgía la victoria.

El Villarreal saltó al campo más suelto, menos atenazado por los nervios y también le ayudó a ello que Samu Chukwueze marcará a los 10 minutos de juego, tras una buena combinación del Submarino. Era un alivio situarse tan pronto por delante en el marcador, obligando al Spartak a estirase más. El conjunto ruso puso a prueba a Andrés Fernández al poco tiempo en un remate en el área que evidenció que todavía le quedan al nuevo entrenador por corregir bastantes desajustes atrás. Pero las sensaciones globales eran buenas. El fútbol invisible de Javi Fuego dotaba de esa consistencia que requiere cualquier equipo que pretenda ser competitivo y este Villarreal necesita ese plus para emerger de su delicada situación en la competición doméstica.

LOS ERRORES ATRÁS / Mientras el equipo amarillo se mostraba más compacto, cosido entre sus líneas y con una faz más fiable, el huracán Chukwueze soplaba con ese vigor de frescura y juventud que transmite este jovencísimo nigeriano sin complejos ni ambages de ningún tipo. Samu defendía y atacaba con igual intensidad, y además destrozaba los gélidos nervios de los rusos cada vez que encaraba por su carril. Y entre medio, viejos fantasmas aparecían con algún error de bulto en defensa de Víctor Ruiz, pero por suerte el remate de Hanni era desbaratado por Andrés. Y el Villarreal se marchó con ventaja al descanso.

El fútbol también entiende de dinámicas positivas y negativas. Anoche parecía inaugurarse una buena y se antojaba que las cosas iban a cambiar para el Villarreal. Si a Calleja cualquier situación se le revertía en contra, Luis García empieza con otra estrella, y todo es importante. Toko Ekambi, después de una perfecta pared con Pablo Fornals, abrió brecha nada más reanudarse la segunda parte y anotó el 2-0. El Spartak estaba eliminado y tuvo que jugar a la ruleta rusa, nunca mejor dicho. Otro fallo de bulto de Víctor Ruiz pudo meter a los moscovitas en el partido, aunque el cabezazo de Zé Luis se estrelló en el poste cuando tenía toda la portería para él. La réplica del Submarino fue rápida y Cáseres también hizo temblar el larguero, después de un rápido contraataque.

SIGUIENTE RETO / El Villarreal continuó a su ritmo, defendiendo sin balón y sabiendo lo que hacer con él. El Spartak, por su parte, fue tirando la toalla poco a poco. Anoche no fue rival para un Villarreal que acabó con 10 por la roja a Jaume Costa, pero que no dejó espacio para la sorpresa. El primer objetivo de Luis García está cumplido. Ahora hay que recuperar terreno en LaLiga. El domingo en Huesca, una nueva reválida.

VIERNES

14 DE DICIEMBRE DEL 2018

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