El retorno no ha podido ser mejor. Rafael Nadal ha vuelto a la cima cuando pocos apostaban por su recuperación acosado por las lesiones. Su esfuerzo de superación, marca de la casa, su actitud de sacrificio y trabajo, inculcada desde muy pequeño, además de su constante deseo de mejorar tenísticamente, le han llevado a conquistar un imperio comparable al de pocos tenistas, quizás solo a Roger Federer, su gran rival a lo largo de su carrera y que, como él, ha renacido esta temporada, aprovechando el bajón de sus rivales directos en el circuito, Novak Djokovic y Andy Murray.

Ayer, en el National Tennis Stadium de Pekín, escenario donde Nadal se colgó la medalla de oro de los Juegos Olímpicos del 2008, Rafa inscribió por segunda vez su nombre en el palmarés del torneo chino que ganó por primera ocasión en el 2005, cuando comenzaba su espectacular carrera.

«Jamás soñé con volver a ganar aquí 12 años después», admitió el número 1 mundial tras imponerse en la final al australiano Nick Kyrgios por un inapelable 6-2 y 6-1, en un partido que no tuvo la batalla esperada por la actitud de su rival, que prefirió enzarzarse en una pelea verbal con el juez de silla por un error arbitral en el primer juego. Sucedió a los dos minutos del inicio, cuando Kyrgios dispuso de un punto de break point que el ojo del halcón dio por bueno, pero que fue anulado y obligado a repetir porque el juez de línea había dado antes malo. Kyrgios se quejó de que debían darle el punto, no repetirlo. Y tras la decisión ya no paró de protestar en cada acción hasta recibir un warning (aviso) por su actitud (recibió otro en el segundo set que le costó un punto).

DESESPERACIÓN // El australiano se desesperó, pero mantuvo la igualdad (2-2), hasta que en el sexto juego cedió su servicio a Nadal (4-2). Se acabó el partido. Kyrgios solo ganaría un juego más. Tanto le daba. Se la jugaba en cada punto sin táctica ninguna y Rafa, impertérrito, lo aprovechó para ganar en 1 hora y 32 minutos. Un paseo. Posiblemente no fue la mejor forma de ganar, pero tampoco fue culpa suya. En la entrega de premios le recordó a Kyrgios cuando le ganó en Cincinnati. «Eres un tenista con gran futuro», le manifestó.

Por su espectacular juego nadie lo discute. Por su humanidad, tampoco. El australiano va a pagar 50 dólares por cada ace que haga en favor de las víctimas del reciente huracán de Puerto Rico. Pero su actitud en la pista y, a veces, sus declaraciones fuera de ella no son las de un tenista profesional. Gracias a ello, ayer el número 1 mundial jugó el partido más fácil del torneo, después de haber estado a dos puntos de la eliminación en su debut ante el francés Lucas Pouille, cuando salvó dos match balls.

Nadal ganó en Pekín el título número 75 de su carrera. El mallorquín sumó el sexto de la temporada, la victoria 61 y la 12ª consecutiva en su regreso al circuito tras ganar el Abierto de EEUU en septiembre. Ayer se llevó 500 puntos en su pulso por el número 1 mundial con Federer, al que aventaja por 2.360 puntos.