Maradona se llevó ayer un nuevo disgusto. No da una El Pelusa en sus apuestas y vaticinios. En la víspera de las elecciones más inciertas de la FIFA desde 1974 se volcó con el príncipe Ali y el jeque Salman, que era también el favorito de muchos especialistas. Acusó a Gianni Infantino de “traidor total” y de ser el socio de un Blatter “entre rejas”. Horas después, se confirmó el triunfo del dirigente italo-suizo, que ha pasasdo “de revolver las bolitas”, como se mofaba el astro argentino, a ser el nuevo jefe del fútbol.

Fue una jornada frenética la vivida en Zúrich, un día clásico de elecciones en el que cualquier movimiento sigiloso y audaz podía acabar decantando la balanza. En ese contexto de incertidumbre se movió de maravilla Infantino, que se dirigió a cada confederación en su idioma. Empezó en italiano (“la lengua en la que mis padres me inculcaron los valores”), siguió en inglés, cambió al español, al alemán o, incluso, al portugués. Todo por un voto.

Hasta el 2019 // El hasta ahora secretario general de la UEFA será el hombre encargado de gobernar la FIFA en un momento en que la institución se encuentra manchada por la corrupción. El italo-suizo se impuso en la segunda vuelta de la votación al jeque de Bahráin Salman Al Khalifa por 115 votos a 88. Fue una pequeña sorpresa. Salman confiaba en ganar al tener el nutrido apoyo de las federaciones de África y Asia. Infantino, de 45 años, tuvo el respaldo masivo de Europa y Sudamérica, y supo moverse bien en el momento clave. El Príncipe Ali Bin Al Hussein sumó cuatro votos y el francés Jerome Champagne, ninguno. En la primera ronda también había ganado Infantino con 88 votos frente a los 85 de su rival. Ocupará el cargo hasta el 2019 y no hasta el 2020. Completará así el mandato que inició Blatter a finales de mayo pasado y que renunció el 2 de junio por los casos de corrupción.

El Barça y el Madrid celebraron el éxito de Infantino, que era el candidato que apoyaba Ángel María Villar, el polémico presidente de la RFEF, entregado a la causa del italo-suizo. “Vamos a recuperar el respeto. Todos juntos restableceremos la imagen de la FIFA”, dijo el triunfador de las elecciones. “Quiero ser el presidente de las 209 asociaciones”, añadió Infantino. Su principal rival no estaba muy de acuerdo. Al Khalifa acusó al nuevo presidente de “prometer imposibles” en el reparto de ingresos entre los países.

“Si la FIFA genera 5.000 millones, ¿por qué no se pueden distribuir 1.200 entre las federaciones? ¿Me están diciendo que es un problema? No, porque es su dinero, no es el dinero del presidente”, proclamó Infantino entre las ovaciones de las 207 delegaciones con derecho a voto. El italo-suizo divulgó también un plan para organizar mundiales con 40 selecciones, lo que le valió el respaldo final de las federaciones pequeñas. H