La palabra rendirse nunca ha existido en el vocabulario de Roberto Bautista y con el paso de los años se hace más efectiva. Lo ha demostrado en muchos partidos, pero en Auckland se hizo más evidente, sobre todo en la semifinal frente a Jo-Wilfried Tsonga.

El castellonense está en su plenitud y por este motivo, tras comenzar el año con este título, no sería nada descabellado pensar en que pueda instalarse en el top-10. Este es su objetivo, sin ningún tipo de duda, puesto que después de llegar a ser el 14 de la ATP y con su ambición, ahora el siguiente reto es tener mucho más peso y ser más temible todavía por sus rivales.

Este 2016 debe ser su año. Si el 2014 sirvió para darse a conocer en todo el planeta, debido a su sonado triunfo en el Open de Australia ante Juan Martín del Potro, ahora debe dar un paso más, después de un 2015 un tanto irregular, que arregló con un brillante final de temporada.

Y la moral con la que terminó el pasado año parece que sigue en alza en la actualidad. Con el título en Nueva Zelanda ya suma tres ATP en su carrera deportiva y con el juego exhibido no tengo ninguna duda de que volverá a levantar algún trofeo --o varios-- en la actual temporada.

Bautista está en su momento más álgido y debe aprovecharlo para sumar los puntos que le hagan escalar en la clasificación. Ha encontrado estabilidad con Pepe Vendrell como entrenador, que ha demostrado que sabe sacar el máximo rendimiento de un jugador con unas cualidades espectaculares. H