Con una sola palabra Andrés Iniesta provocó un terremoto, cuya onda sísmica sacudió las estructuras del Barça de arriba a abajo. Volvía de Liechtenstein tras jugar los 90 minutos con España cuando en el aeropuerto le perseguían los periodistas para saber si lo que había dicho el presidente Bartomeu («hay un principio de acuerdo para la renovación de Andrés») era cierto. «No», respondió el capitán azulgrana. El desmentido se une a la falta de confirmación de la renovación de Messi («ya ha firmado y la foto será en breve», dijo Bartomeu) tras el acuerdo alcanzado hasta el 2021, elevándose su cláusula de rescisión: pasará de los 250 millones de euros actuales a 300.