En la Liga, una victoria solo son tres puntos, pero el partido de ayer tuvo muchos más. De entrada, un puntazo de suspense con el vuelo de la pelota de Sansone (sin duda el protagonista del encuentro). Suspense cuando levantó la cabeza e hizo volar la pelota 50 metros o, si quieren ustedes, alguno más. Soplaba viento de sudeste y, sin saberlo, desde la grada de Preferencia golpeó la pelota para dibujar una trayectoria, con Eolo a favor, llena de emoción y marcar el gol de la jornada y de la temporada; aunque queden muchos partidos por disputar.

Antes, solo tres minutos antes, sucedió lo contrario, viendo el reducido espacio entre las piernas de Rulli. Dos goles y euforia desaforada.

El italiano demostró que tiene la calidad que justifica su precio y las expectativas depositadas en él. Confirmación de buen fichaje. Punto a favor de los despachos de la entidad.

Pero también hubo un punto negativo. El colegiado señaló amarilla en el penalti cometido por Rulli. Según la nueva normativa, este es el castigo que merece el infractor cuando detiene una ocasión manifiesta de gol. Veremos si es del mismo color cuando perjudica a los grandes... Otro punto, el de la duda, el paso atrás dado con el marcador a favor. Un pellizco de sufrimiento demasiado grande. Sea como sea, como decía, al final tres puntos. Victoria para seguir creyendo desde la moral y la zona noble de la tabla. H