Aceite y agua; deporte y política. Hay mezclas que, por mucho que nos empeñemos, son imposibles y, sin embargo, ayer, en una jornada de caos provocada por la irresponsabilidad de los políticos de uno y otro bando --españolistas e independentistas--, a partes iguales, algunos iluminados del mundo del fútbol volvieron a intentar dejando una de las imágenes más esperpénticas que se recuerdan en nuestra Liga.

Clubs, federación, Liga de Fútbol Profesional, autoridades... todos aportaron dosis de desatino para que el fútbol viera dañada su imagen con un Camp Nou vacío no por motivos disciplinarios de las leyes deportivas, sino por temas políticos que no deberían tener cabida en el deporte.

Irresponsabilidad de las autoridades, que dieron luz verde a un espectáculo deportivo amenazado públicamente por la irresponsabilidad de un grupo de aficionados --la grada de animación del Barça-- que no tuvo pudor alguno en anunciar una invasión del terreno de juego.

Irresponsabilidad de Javier Tebas, por anteponer los intereses económicos de su Liga a la seguridad de los aficionados. Irresponsabilidad del propio Barcelona, por emitir un comunicado político que no le correspondía, aunque no dispuesto a asumir las consecuencias: la independència, apra Bartomeu, no vale seis puntos menos en la Liga. E irresponsabilidad de la UD Las Palmas, que echó más leña al fuego con la dichosa banderita en la camiseta para conmemorar no sé qué.