Un doblete de Isco sacó de un apuro al Madrid, que pudo por fin contabilizar un triunfo liguero en el Bernabéu después de los tres patinazos que le dejan con menos margen de error que el Barça. El Espanyol estuvo cerca de amargar también la vida al conjunto blanco, pero surgió el malagueño para volver a hacer de Ronaldo y solucionar la papeleta. El portugués sigue seco en la competición, pero anoche al menos asistió a su compañero en el primer tanto y lanzó la contra que acabó en el segundo.

El tanto con el que Isco abrió el marcador a la media hora quebró la estrategia ultradefensiva del Espanyol, dispuesto a poner a prueba la paciencia de un Madrid demasiado previsible. El plan de Quique estuvo a punto de rodar por los suelos a las primeras de cambio, también con el malagueño como protagonista. Cazó un balón largo de Ramos a la espalda de los centrales en el primer minuto, pero no superó a Pau López en el mano a mano.

Lo que vino después hasta que abrió la lata fue un quiero y no puedo del Madrid, nada dinámico y menos preciso para meter en nuevos líos al portero blanquiazul, que poco antes del gol tuvo que sacar un potente pero centrado cabezazo de Sergio Ramos.

El punterazo de Isco en el 1-0 fue oxígeno para el Madrid y un golpe moral para el cuadro catalán que, aunque se estiró (y pidió un penalti de Nacho), cayó a la lona con el 2-0 de Isco.