El círculo quedó cerrado en París. Con Italia empezó todo hace ocho años... y con Italia termina ahora. España ya no pertenece a la aristocracia europea. Despedida de mala manera en Brasil hace dos años, sin poder defender con honor su estrella, se marcha ahora de la Eurocopa abatida porque no estuvo a la altura de su nombre. Italia, como si fuera la vieja Italia, se agarró a Pellè (un delantero que no figura ni entre los grandes) y a Buffon, su indomable Buffon, para echar a la selección de Del Bosque a casa.

No tiene coartada. Ni excusa. España, la gran España, se ha terminado. Ni rastro de ella en la primera mitad. Pareció incluso que no había salido del vestuario, intimidada por un rival infinitamente mejor. El gol era cuestión de tiempo. Y tardó hasta demasiado en llegar porque Conte, hábil y astuto él, tramó un plan que desnudó al campeón de Europa. Lo dejó a la intemperie, sufriendo una tortura en Saint-Denis. Empezó el partido y cayó un diluvio. España se mojó hasta los huesos. Italia, lúcida e inteligente ella, se paseó elegante como si estuviera en un desfile de moda milanés.

Salió el sol más tarde, pero no para la selección de Del Bosque, quien repitió equipo (cuatro partidos, cuatro alineaciones idénticas, inmovilista el salmantino). Italia, a lo suyo. Con un solo pase, filtrado con delicadeza entre la línea de centrocampistas españoles, ya tenía a Eder, Pellè, Giaccherini, Parolo y hasta Florenzi mirando a los ojos de De Gea. Era inevitable el gol italiano. El reloj todavía fue magnánimo con el miserable fútbol español.

EL 1-0, JUSTO CASTIGO // Pasada la media hora de tan lamentable partido, Sergio Ramos, de forma ingenua, cometió una falta en el balcón del área. De Gea la rechazó dos veces, la segunda para que Chiellini, un central disfrazado de 9, fuera el más rápido de la clase. Solo Piqué corrió para evitar el drama. Los demás se limitaron a mirar. La Roja había recibido el castigo adecuado a su pobre fútbol, enfilando deprimida el túnel de vestuarios tras una de las peores primeras partes que se le recuerdan. Y recordarán.

España siguió expuesta a Italia. Se le escurría el tiempo e, incluso, Piqué tuvo su opción (fue el más peligroso en el área azzurra), pero Buffon también quería llevarse las portadas. El gol de Pellè certificó el final de una gloriosa era. Pero ya pertenece al pasado. H