El Villarreal volvió a sentirse ganador en la Rosaleda cuatro meses después. Desde la última visita a Mestalla, los amarillos habían encadenado siete partidos oficiales sin paladear el sabor del triunfo. En total, cuatro partidos de Liga, dos de ellos en la pasada campaña, uno de Europa League y dos de la previa de Liga de Campeones habían alejado las alegrías por demasiado tiempo, con un cambio de entrenador, una eliminación europea y un carrusel de lesiones de por medio.

Por eso, quizás ayer al equipo de Fran Escribá le costó arrancar, atenazado por la responsabilidad de romper de una vez por todas la dinámica negativa en la que andaba inmerso. Durante media hora, los amarillos estuvieron en contra el Málaga más cerca del revés que de la victoria.

Pero esto es fútbol, un deporte en el que lo inesperado siempre es posible. Y tan inesperado fue el protagonista que ha empezado a cambiar el rumbo de este Submarino que con el refuerzo moral de ayer debe empezar a parecerse cada vez más al que en las tres últimas temporadas ha estado acostumbrado a desenvolverse casi siempre en la zona europea.

“No le hago un gol ni al arco iris”, bromeó Jaume Costa cuando marcó el que hasta ayer era su último gol oficial, hace ya casi un año en la visita del Eibar al Madrigal. Pero así es este negocio. Uno de los futbolistas con menos gol del actual Submarino --con el de La Rosaleda, cuatro en otras tantas temporadas en Primera División--, tuvo la llave de la reacción.

PROTAGONISTA BORRÉ // El gol del valenciano (m. 33), aprovechando un regalo con lazo de Santos Borré -vaya jugadón el suyo--, cambió la cara de un partido en el que el Málaga salió más valiente. A los de Juande Ramos les corría mucho más el balón durante la primera media hora, gracias a la aportación del futbolista castellonense Pablo Fornals, y la profundidad de Jony por la izquierda, que hacía sufrir lo indecible a Mario. Asenjo tuvo que sacar una mano salvadora ante Recio a los cinco minutos y estar muy atento a las diabluras de Charles --intentó sorprenderle desde 40 metros-- y la picardía de Sandro.

Pero aparecieron Santos Borré y Jaume Costa y la Rosaleda enmudeció para volver a subir su volumen de una forma brutal en el penalti de Weligton al vivo Santos Borré, que le quitó la cartera a un brasileño que decidió hacer la siesta en el momento menos oportuno y enfiló al meta Kameni antes de ser derribado.

Weligton se benefició del cambio de normativa y evitó la expulsión en el minuto 38. Bruno plantó el balón en los once metros e inició su carrera acompañado por una ensordecedora pitada de la grada que se transformó en un rugido de alivio cuando vio que Kameni atajaba el mal lanzamiento del capitán amarillo, que no dotó ni de potencia ni de colocación su disparo.

LLEGÓ LA SENTENCIA // El Málaga salvó su primer match-ball, pero no el segundo, ya al borde del descanso. Trigueros cogió el mando de las operaciones para servir un balón de oro a Sansone. Kameni volvió a erigirse en primera instancia en salvador de su equipo, pero su rechace fue peleado de nuevo por Trigueros y cayó a los pies del ex del Sassuolo, que esta vez no perdonaba en el día de su 25 cumpleaños. Menos de un cuarto de hora de serenidad y de fe bastó al Villarreal para resolver la mitad del trabajo.

En la segunda parte Fran Escribá ya tuvo margen para ir explorando otras posibilidades de este nuevo Villarreal. El técnico no se decidió desde el inicio por un cambio de sistema que barruntaba días antes del choque en La Rosaleda, pero el 0-2 ya le incitó a probar el rendimiento de un Villarreal con un 4-2-1-3-1 y no el 4-4-2 casi inamovible desde hace más de una década.

Jonathan dos Santos fue el elegido y Borré el sacrificado para modificar el dibujo, que dejó a Sansone solo arriba, con el apoyo de su compatriota Roberto Soriano como mediapunta.

QUE PASEN LOS MINUTOS // El conjunto amarillo notó el cambio con una menor llegada que apenas se vio recompensada por un mayor control. El Málaga se jugaba sus últimos cartuchos y acechaba con más empuje que claridad los dominios de un Sergio Asenjo tremendamente seguro durante los 90 minutos.

El tiempo corría a favor de un Submarino que no sufría en exceso para defender una cómoda renta que permitió una última licencia a Escribá. Ayer sí. Ayer reapareció Cheryshev, que por cierto estuvo muy activo en los minutos que disfrutó. Con la primera victoria en la Liga y el hispano-ruso sobre el césped el panorama ya se ve con un prisma muchísimo más optimista. H