El Villarreal CF está en el periodo pre de la pretemporada. Una fase que examina más lo individual que lo colectivo. Un periodo en el que se expresa más la variante creativa que la defensiva, y donde todavía el prurito de competir para ganar no es prioritario. Es pronto para testear la fisonomía como equipo de este nuevo proyecto groguet, tejido con esmero y conocimiento, cosido al gusto de su entrenador y exento del afán experimentista de ejercicios anteriores.

Se ha confeccionado un plantel fichando a lo seguro porque futbolistas como Funes Mori, Ekambi o Gerard Moreno son tan contrastados como lo es la magia de Santi Cazorla, quien ayer luchó, presionó y fue al choque como si se fuera un canterano que se juega un puesto en el primer equipo en los albores del verano. Es un crack. Solo al 50% es un futbolista top, como demostró ayer ante el Olympique de Marsella (1-1). Ha llegado para quedarse y se quedará, no por su currículo, brillante y espectacular, sino porque se lo está ganando a pulso.

El Villarreal es un club de cantera. De ella vino un futbolista de primer nivel como Rodrigo Hernández, a quien se llora su ausencia, quizás más porque llegó muy pronto que por otra cosa. Pero de la Universidad de Futbolistas de Miralcamp siguen saliendo chicos con el diploma bajo el brazo con un talento especial. Manu Morlanes es otro de ellos.

¿Una sorpresa? / Realmente no para aquellos que ponen Televisión de Castellón o van al Mini cada 15 días, porque ellos ya conocen su clase. Para el resto, los detalles que dejó ante el subcampeón de la Europa League, como la asistencia del gol de Ekambi, empezaran a recordar su nombre. Sí, merece la pena que lo hagan.

A su lado, Nahuel, un chico con edad de promesa pero que parece que lleve toda la vida jugando al fútbol en la élite, deslumbró a todos por su desborde, verticalidad y clase. En realidad, no vive su segunda oportunidad, porque con 21 años le queda un mundo por delante. Se le vio más maduro y parece que quiere quedarse. Difícil lo tiene Javi Calleja para echarle si continúa igual.

Calleja ha acumulado talento. Es un enamorado del fútbol en estado puro, pero se ha dado cuenta que en la élite también hay que ponerle testosterona y rascar. Y se ha traído dos cancheros argentino: Funes Mori y Cáseres. El primero es sobradamente conocido. El segundo pinta bien, porque es un descarado que no para de ofrecerse y da ese plus de genio que necesita este equipo.

Toko-Ekambi se hartará pronto de que lo comparen con Bakambu. Pero a primera vista parece mejor porque sabe asociarse e interpreta mejor el fútbol colectivo. Destila fuerza, potencia y tiene la portería rival metida en su cabeza. Ayer marcó un tanto pero pudieron ser dos. El tándem con Gerard Moreno puede prometer y promete mucho gol.

A Miguelón lo sitúan en el Elche, pero transpira formas de lateral made in Calleja. Igual que Adrián Marín, de quien todo el mundo espera que explote definitivamente. Ha empezado bien. Y para que todo no sea de color de rosas, se notaron algunos detalles de relajación defensiva que hay que superar, aunque es solo pretemporada. El mejor resumen es que sobra calidad. Es posiblemente el Villarreal más jugón que se recuerda. Ahora hay que dotarlo de equilibrio defensivo y carácter. Eso ya es trabajo de Calleja. Sigue la pretemporada… pero también crece la ilusión por este nuevo Submarino.

El Olympique de Marsella estuvo a remolque del conjunto amarillo. Sí, es muy pronto, pero la sensaciones son excelentes.