Tras su prematura retirada en las dos últimas ediciones del Dakar por problemas mecánicos, Joan Barreda (Torreblanca, Castellón, 1983), piloto de AMV, ha dedicado todo el 2016 a mejorar y perfeccionar su sofisticada Honda CRF450. Y, de nuevo, vuelve a estar entre los favoritos.

-Vuelve a estar en manos de los japoneses, de Honda, de su obsesión por lo último, lo más sofisticado, innovador. Honda siempre quiere ganar con lo suyo. Le ocurre a Marc Márquez en MotoGP y a Fernando Alonso en F-1. ¿Está preocupado? Dejémoslo claro de entrada: amo este proyecto y yo también quiero ganar con lo último. Sé que muchos piensan que estamos locos y que algunas de las cosas que llevamos en nuestra moto no tienen sentido para el Dakar, pero tanto yo como Honda, como el equipo, queremos ganar, nos desvivimos por ganar. Todos sabemos, también Marc y Fernando, que Honda es, fundamentalmente, investigación y desarrollo. Nuestro arranque electrónico ya está en las motos de calle, nuestro sistema de inyección también… Todo lo que Honda experimenta en la competición es para hacer mejores coches y motos de calle. Y a eso no nos podemos negar. Que es duro, pues sí, lo es, pero forma parte del proyecto.

-Su moto se suele parar en altura y este año hay seis días en Bolivia. Usted lo ha dicho: se suele parar. Hemos trabajado duro en ello y estamos listos. Tenemos un sistema nuevo de combustión que se autoregula en altura y hace que la moto funcione en condiciones idóneas sea la altura que sea. Y yo he entrenado duro en altura, pues el desgaste es brutal, pasando de 120 pulsaciones, tal vez, a 160 o 170. Tienes que hidratarte bien, dar más vitaminas al cuerpo.

-¿Le gusta la idea de tener que navegar más, volver al viejo Dakar? Me encanta. Yo nací con el viejo Dakar, viendo a Marc (Coma) y Cyril (Despres), así que me gusta que se premie la orientación, la navegación, por más que el riesgo de perderse sea grande. Será duro para el que abra pista, así que habrá que ser vivo, listo, hábil, a la hora de escoger posición en cada etapa.

-Ustedes van solos en la moto y el trabajo se les complica muchísimo. Es duro, sí, pero no crea que los coches lo tienen más fácil. Van metidos en una caja, con un calor que flipas, a una velocidad de vértigo…No sé, no sé. Lo nuestro es diferente, sí, tienes que estar pendiente de un montón de detalles y este año aún más al aumentar la navegación y los puntos de control casi ciegos. He de reconocer que el desgaste mental es considerable, brutal.

-¿Se ve ganando? Todo el mundo dice que es uno de los favoritos. Siempre te ves ganando, máxime cuando aún no has cumplido tu sueño de ganar el Dakar. Pero este año hay un puñado de pilotos buenísimos y, encima, no hay ni una sola etapa en la que relajarte ¡ni una!, cuando siempre había un par de 270 km. en los que podíamos bajar el ritmo y recuperar fuerzas. Parece una tontería, ¿verdad?, pero esas etapas, unidas a la jornada de descanso, te permitía dosificar mucho mejor las fuerzas. Nadie sabe lo que se agradece, en mitad de la dura pelea, descansar dos horas más un día.