El Atlético, que necesitaba una victoria para encarrilar la primera fase de la Champions después del empate de la jornada inicial ante la Juventus (2-2), la encontró gracias a João Félix, que marcó la diferencia en un partido de defensas, duro, ante un equipo cerrado y defensivo que recordaba al fracaso en Azerbaiyán hace dos temporadas; con un gol que generó y culminó y otro que fabricó para la sentencia de Thomas.

Los rojiblancos dominaron el espacio y crearon más peligro, aunque salió el partido que planteó el el Lokomotiv, persistente en defensa y constante en la búsqueda de transiciones rápidas. Simeone estrenó su propio tridente, con Félix de incógnito en la banda, en realidad por detrás de Costa y Morata. Era la ocasión, un partido de necesidad en Moscú ante un rocoso y defensivo Lokomotiv, que esperó atrás sin rubor y le propuso un guión de partido que no se adapta a las virtudes de los rojiblancos.

Primera parte densa

La gran densidad de posesión rojiblanca propició llegadas casi por inercia, así hasta que Diego Costa tuvo un fallo inconcebible, sin oposición a un metro de la línea de gol. Fue un susto que despertó el Lokomotiv, que empezó a prodigarse en carreras y el despliegue de sus jugadores de calidad. Apareció Krychowiak, más que João Mario, y corrió Zhemaletdinov, que se tuvo que ir lesionado; pero Oblak apenas tuvo que intervenir.

El Atlético trabajó, insistió y encontró, a cuenta gotas, alguna situación de peligro a través del momento de inspiración de Thomas, pero el equipo llegó el descanso mustio, apagado, sin brillo ante la defensa cerrada rival.

La magia de João Félix

La segunda parte empezó con un gol creado y culminado por João Félix, que hizo su primer gol en Champions tras convertir la recepción de un saque de banda en una ocasión, con la colaboración de Morata, que Guilherme detuvo en primera instancia y el portugués remachó para adelantar al Atlético.

El gol permitió a los de Simeone dar más espacio a un Lokomotiv obligado a ir al ataque, eso se transformó en facilidades para salir a al contragolpe. La sentencia llegó casi inmediatamente, con más de media para el final, con otra genialidad de João Félix. El portugués cazó un balón con espacio y fabricó un pase excelso para un Diego Costa que no tuvo más que centrar para que Thomas hiciera el gol.

El resto del partido fue impotencia de los rusos ante Oblak, que hizo una parada excepcional, y gestión del Atlético, que ya comparte liderato de grupo con la Juventus.