«No tengo palabras para describir lo que estoy viviendo. Esto es increíble». Así de tajante se mostró Jordan Sospedra pocos minutos después de la conclusión del partido que dio el título de campeona del mundo a España. Fueron las primeras palabras de uno de los dos fisioterapeutas de la selección, que es natural de Alcossebre y que ya ha vivido alguna experiencia parecida a la que disfrutó ayer en Pekín, puesto que ocupa esta función desde hace un par de años y ya conquistó el bronce en el Eurobasket de Túrquía en el 2017. Pero un Mundial es el máximo y lo único comparable son unos Juegos Olímpicos.

Sospedra ha sido el encargado, una vez más, de poner a tono a los jugadores con sus manos, intentando que se recuperen de la mejor forma posible después de cada esfuerzo sobre la cancha, que en una competición en la que se juega un partido, prácticamente, cada 48 o menos horas es fundamental. Su labor adquiere una gran relevancia y ha sabido hacerla a la perfección.

Una nueva experiencia, la que ha vivido Sospedra con la selección, que no olvidará jamás, ya que todos los días no se puede formar parte del grupo que conquista un Mundial. Han sido dos semanas intensas, más el periodo de preparación, y que han tenido un final feliz, aunque las dos horas que duró la final contra Argentina «sufres mucho» y eso que las diferencias estuvieron casi siempre por encima de los 10 puntos. Al final, la alegría se desbordó y todos los integrantes de la selección saltaron a la cancha para celebrarlo... y entre ellos había un provincial.