La espectacular aunque interminable ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Río 2016 tuvo una infinidad de momentos que no fueron captados por las cámaras de TV. Para empezar, centenares de reventas hicieron su particular agosto. Las entradas de 56€ costaban 1.025. En una hora, un agente de paisano localizó más de una docena de vendedores con entradas falsificadas.

Las casi dos horas de desfile de las 207 delegaciones y sus 10.500 atletas sumieron al público del Maracaná en un profundo letargo que apenas se rompió por algunos destellos. El levantador de peso David Katoatau, del archipiélago de Kiribati compensó el pequeño tamaño de su delegación --ocho personas--, con un baile épico que dejó con la boca abierta a los presentes. Con bastante menos esfuerzo el abanderado de Tonga, el taekwondista Pita Taukatofua, de 32 años, arrasó entre el público femenino y parte del masculino. Untado de aceite corporal y con un pareo como única ropa. Sonrojo provocó que la delegación de Palestina tuviera que improvisar con sus uniformes debido a que su equipaje fue retenido por Israel.

LÁGRIMAS DE HORTELANO // La emoción, en todo caso, fue desbordante durante toda la noche, como se puede comprobar en el vídeo que colgó en Instagram la velocista Aauri Bokesa. Ahí se apreció el cariño de la saltadora Ruth Beitia por sus colegas y las lágrimas que se le escaparon al atleta de Playas de Castellón Bruno Hortelano, mientras Nadal cumplía su sueño de portar con orgullo y una tímida sonrisa la bandera española. Las nadadoras, sin embargo, se consolaron haciendo su propio desfile en la villa, con Mireia Belmonte, cómo no, de abanderada.

Si bien la gran ausente de la noche fue la presidenta suspendida Dilma Rousseff. La ausencia de jefes de Estado también fue muy comentada, apenas 20 en comparación con los 80 de Pekín. Un producto de la incómoda situación política que atraviesa Brasil. Los pitos y abucheos pusieron el punto más amargo a la noche.

PITOS A ALEMANIA // Más allá de la bronca recibida por el presidente interino Michel Temer, que apenas habló diez segundos, varias delegaciones de atletas recibieron los pitos de los cariocas. La primera de ellas fue para Argentina; la eterna rivalidad se mantiene entre los vecinos, algo que no pareció importar al presidente Mauricio Macri. Otro tanto ocurrió con Alemania a la que no perdonaron el doloroso 7-1 del último Mundial.

Las redes sociales de Brasil, un espacio con más de 100 millones de internautas sedientos de memes y rumores, valoraron la ceremonia low cost, como espectacular y una bofetada a la prensa extranjera que vaticinó un desastre. El zasca de Brasil al mundo fue el gran protagonista de la noche. Los brasileños volvieron a sentirse orgullosos y el resto del planeta aliviado. H