Lo que parecía inimaginable está a punto de suceder: Lebron James y los Lakers están virtualmente fuera de los ‘play-off’, cuando aún resta un mes para cerrar la temporada. Desde sus dos primeros años en Cleveland,' King' James no había fallado a la pelea por el título. Han sido 13 temporadas consecutivas, las ocho últimas llegando hasta la final. Hasta ahora. El equipo de Los Angeles que inició la temporada con la adrenalina disparada, soñando con la reconstrucción, se asoma al fracaso.

Las noticias negativas no paran de acumularse para los Lakers, incapaces de levantar cabeza. Pocas horas después de confirmarse que Lonzo Ball y Brandon Ingram no volverán a jugar por sus lesiones (Ingram por una trombosis venosa profunda en el brazo derecho, Ball por un esguince), los Lakers caían en el Staples esta pasada madrugada frente a los Celtics (107-120), sin poder contar tampoco con Kyle Kuzma ni Lance Stephenson. Hubo momentos de un quinteto inimaginable en los californianos: Caruso, Hart, Bullock, Bonga y Williams.

Con 16 partidos aún por delante, los Lakers suman más derrotas que victorias (30-36) a 7 partidos del octavo clasificado del Oeste, los Spurs, y en una pésima dinámica: 11 derrotas en los últimos 14 partidos, cinco seguidas, disparados a su sexta temporada seguida fuera de los ‘play-off’. “Lo siento por Lebron. No puedo ni imaginarme lo que supone perdérselos”, admitió Kyrie Irving, su excompañero en los Cavs, tras sumar 30 puntos en la victoria céltica. Los buenos tiempos suenan a pasado muy lejano y se remontan al 2010, la temporada del último anillo, con Kobe Bryant y Pau Gasol en la plantilla.

RESTRINGIR MINUTOS

Conscientes del resto imposible que le queda por delante, los Lakers empiezan a dosificar a Lebron, que jugó 28 minutos contra los Celtics, y aun así acabó con un nuevo ‘triple doble’ (30 puntos, 10 rebotes, 12 asistencias). La franquicia quiere restringirle los minutos e incluso se habla de darle descanso cuando haya partidos en día consecutivos.

Lebron James lleva el balón defendido por Morris / GARY VASQUEZ / USATODAY SPORTS

¿Cómo se explica la crisis? La llegada de Lebron como agente libre este verano (contrato de 154 millones por cuatro años) se saludó como el inicio de una nueva era. Los primeros meses fueron de bonanza y la victoria en la pista de los Warriors el día de Navidad alimentaba el optimismo: Los Lakers eran cuartos en el Oeste.

Ese día, sin embargo, el triple campeón de la NBA y cuatro veces MVP de la Liga sufrió un golpe en la ingle, que le hizo perderse 18 partidos, de los cuales el equipo solo ganó seis y las lesiones no han parado de cebarse desde entonces en la plantilla (Ingram, Lonzo Ball, Kuzma...), con los Lakers perdiendo su química y también su solvencia defensiva por el camino.

TODOS SEÑALADOS

No hay nadie que se salve de la crítica en Los Angeles. Se pone en cuestión al técnico Luke Walton, que parece sentenciado ("Terminará esta temporada, a menos que suceda algo drástico. Algo que no ocurrirá", afirmó Magic hace unos días). Se maldicen las bajas acumuladas, se critica el bajón físico de Lebron, que se ha dosificado en defensa más de la cuenta.

Pero, también, se cuestiona el trabajo de Magic Johnson, presidente de operaciones, y Rob Pelinka, manager general, que cogieron las riendas este año y en lugar de llevar a los Lakers a la tierra prometida han dejado un vestuario roto con la operación fallida de incorporar a Anthony Davis, la super estrella de los Pelicans, por quien ofrecieron a más de media plantilla sin éxito alguno. Eso deja un enorme trabajo para este verano, con siete jugadores al final de su contrato: Bullock, Caldwell-Pope, Chandler, McGee, Muscala, Rondo y Stephenson.

“Es mejor que Lebron dé por terminada la temporada. Siéntate”, le ha recomendado Reggie Miller desde su cuenta de Twitter. La última provocación ha llegado de Charles Barkley invitando al jugador de Akron, de 34 años, a comentar por televisión junto a él los ‘play-off’, lo que da una idea de cómo están las cosas. Los Lakers transitan por un año para olvidar.